Silvio Rodríguez, ícono de la nueva trova y uno de sus pocos integrantes en activo, responde por escrito que este nuevo disco es una mezcla de temáticas, momentos y géneros, defiende los “matices” y la tolerancia, y apela a la esperanza en tiempos de crisis como los actuales en la isla.
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El álbum, el primero en tres años, es una colección de once temas compuestos entre 2015 y 2019 donde se combinan letras intimistas y sociales, canciones ricamente instrumentadas y otras reducidas a su esencia mínima, todas con el sello inconfundible de la voz y la poética de Silvio.
"Quería saber es la continuidad de que dispongo; las canciones que preferí juntar en esta ocasión", resume este cantautor de 78 años.
Sobresale entre ellas “Por no botar el sofá”, un tema con el subtítulo de “canción editorial”, publicada en texto en 2016 e interpretada en directo posteriormente, y que ahora ha sido recogida en un trabajo de estudio.
Llama la atención por denunciar la migración “en masa”, “las hogueras de la homofobia”, los “vicios y dogmas” y la censura de medios y artistas, todo “en el parto de una era que se alargaba”.}
"Me refiero a cosas que nos traban, que nos entorpecen, que en vez de liberarnos nos atan, nos complican. Algunas fueron culturas heredadas, como el machismo y la homofobia. Otras han sido sacralizaciones absurdas de un sistema de pensamiento que comenzó un alemán cuya divisa, según él mismo, era dudar de todo", explica.
Rodríguez cierra este tema, al igual que el titulado “La cuota”, con una pizca de esperanza y optimismo, abogando por “contar con el otro” y crecerse ante los retos: “La vara, cada vez más alta, invita a volar y a seguir”.
Sin embargo, el autor de himnos como “Ojalá” prefiere no definirse como un optimista (o como nada de forma permanente), ya que las perspectivas cambian con el tiempo.
“Un día entendemos una cosa, vemos y sentimos de una forma y así lo expresamos. Al día siguiente aparecen matices, cuando no contradicciones. Por eso un día uno puede escribir ‘El necio’ y unos días antes (o después) ‘En busca de un sueño’ o ‘Reino de todavía’”, indica.
Matices y opiniones
Considera que "a veces es difícil matizar", pero aboga por intentarlo, "porque es justo". "Trato de hacerlo siempre. No soporto lo esquemático y hay mucho de eso en todas direcciones", comenta.
Frente a quienes hablan “de una realidad soñada como si fuese real”, como canta en “Viene la cosa”, Rodríguez mantiene que ve a Cuba “como ha sido y como es”, una “ventaja que dan los años”, dice quien lleva 56 años sobre los escenarios.
"Soy capaz de convivir dentro de un espectro de opiniones muy abierto, siempre que se considere también la mía, por supuesto. Sólo espero que nuestro futuro, el futuro de la Cuba de José Martí, no quede en el bolsillo del Gobierno norteamericano", afirma.
Como anticipo se lanzaron en las dos semanas previas sendos sencillos, “Quería saber” y “América”, una oda a la inquietud intelectual y una canción de un amor juvenil no correspondido, respectivamente.
Sobre el presente de la isla, sumida en una grave crisis sin salida a la vista y en medio de una oleada migratoria sin precedentes, sus letras dicen poco. “Rumío bastante lo que escribo”, sostiene, aunque avanza que en el futuro podría abordar esos temas.
El recuerdo de Pablo Milanés
Sí que habla de la gira por los barrios (“de las cosas más hermosas que me han pasado”) y de cómo empleó el “parón” de la pandemia “para descubrir muchas cosas que había ido postergando”. También de Pablo Milanés, otro icono de la nueva trova que murió en 2022.
“Es irremplazable la ausencia de Pablo, que poseía una musicalidad excepcional, un talento incomparable”, dice Rodríguez consciente del tiempo: de la nueva trova, dice, “casi todos ya partieron, apenas quedamos unos poquitos”.