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Con tan solo 18 años, Guido Sant’Anna es una de las grandes promesas del violín, tras convertirse en el primer sudamericano en ganar la competencia internacional Fritz Keisler Internacional en Viena. Actualmente el músico brasileño reside en Alemania, dispuesto a seguir perfeccionándose, donde toma clases con Mihaela Martin en la Academia Kronberg.
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“Estoy muy contento de volver porque la gente de Paraguay es muy cálida”, expresó Sant’Anna, que esta noche volverá a compartir el escenario con la OSN, tras haber llenado el año pasado el Teatro “José Asunción Flores” del Banco Central del Paraguay.
Bajo la batuta del maestro José Ariel Ramírez, esta noche será solista en el Concierto para violín en Re menor de Piotr Ilich Tchaikovsky. El director adelantó que la obra será interpretada en toda su extensión, ya que a veces se recortan algunos pasajes de esta composición de tres movimientos.
Indicó además que el primer movimiento es “cuasi una ópera”, donde la orquesta dialoga con el solista y este “muestra todo su virtuosismo, no solamente en cuanto a agilidad sino canto y proyección”.
El segundo movimiento es una canzonetta y el tercer movimiento es un presto donde, a decir del director, “definitivamente sale fuego”. “El violinista tiene que demostrar sus cualidades y él lo hace de una manera magistral”, añadió Ramírez.
Guido Sant’Anna, a su vez, describió a la obra de Tchaikovsky como “muy calurosa, amorosa, energética y romántica”; además de señalar que es uno de los conciertos más complicados técnicamente.
“El violín es mi voz”, remarca Sant’Anna, señalando además que para él “la música es el lenguaje más emocional de todos”. “Es una forma de conectar las emociones de la forma más pura que existe, comparando con otros lenguajes visuales o de palabras. Yo creo que es algo muy especial y es un superpoder”, agregó.
El regreso de Guido Sant’Anna a Paraguay se da en cooperación con la Embajada de Brasil, a través del Instituto Guimarães Rosa (IGR) Asunción.
Tres generaciones de compositores rusos
El programa del concierto de esta noche, el cuarto de la Temporada Oficial Internacional de la OSN, buscará mostrar obras de tres generaciones de compositores rusos.
Al inicio se podrá escuchar la obertura de la ópera Ruslán y Ludmila, de Mikhail Glinka, considerado el padre del nacionalismo ruso.
La OSN también interpretará la suite del Teniente Kijé, una obra de Prokófiev, que originalmente fue compuesta para una película.