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Las pantallas fueron las encargadas de mostrarnos un libro que, página por página, relataba la transformación de una artista que venció miedos y obstáculos para ser lo que hoy es. Es que el show narró la historia de Carolina Giraldo Navarro, quien se convirtió en la princesa-sirena Karol G.
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Las coloridas ilustraciones recorrían las enormes pantallas, mientras la gente todavía seguía llegando. Algunos corrían, se abrazaban y dejaban correr lágrimas de emoción. “Había una vez, un lugar mágico lleno de colores y una sirena llamada Carolina”, decía la voz narradora, mientras una sirena gigante llenaba el escenario. En medio, de una plataforma que se elevaba emergió Karol G y el público rugió en un solo canto al son de “TQG”.
Alrededor, enseguida se desplegó su cuerpo de baile, con movimientos de impacto. Las artistas se desarmaban en escena imprimiendo con sus pasos la potencia de los graves que envolvían a la canción, que enseguida se enganchó con “BESTIES”.
Al mismo tiempo el estadio parecía temblar porque la gente no daba tregua y cantaba palabra por palabra, sacándose las ganas de haber esperado un día más para este show, también tras 5 años desde que Karol pisó por primera vez Paraguay. Había en el ambiente una sensación de felicidad extrema.
Sin dejar pasar mucho tiempo, la colombiana saludó y se llevó como respuesta gritos ensordecedores. Las pantallas mostraban su sonrisa gigante y luminosa. “¡Por fin se nos dio! ¡Hoy vamos a pasar más que chimba!”, dijo haciendo referencia a un término usado en su país, que en la jerga coloquial tiene que ver con algo genial.
Caminando, girando y danzando sobre la enorme pasarela montada y que terminaba en forma de flor, seguía en exacta coreografía con sus bailarines, mientras una cámara los rodeaba, sacando algo parecido a un videoclip en vivo en un show que no daba un solo respiro. Y esto recién empezaba.
En seguidilla sonaron otros temas como “Mi cama” y “EL BARCO”, para luego preguntar si también había hombres presentes, a quienes les dijo que la siguiente canción, “Tusa”, sonó también gracias a ellos. Con “AMARGURA” dio “cierre” a una primera parte, dejándonos entender que todo el concierto estaría dividido por capítulos.
La era de la Bichota
Así el cuento siguió desarrollando las aventuras de Carolina la sirena, quien luego de pasar por adversidades, entendió que para lograr cosas en la vida todo dependía de la voluntad que ella pusiera para salir adelante. Fue así que se presentó la era en que se convirtió en “Bichota”, mientras luces rojas y mucho fuego se unían para generar una sensación de poder. Es que en una entrevista Karol había explicado que esa palabra la relaciona a una mujer poderosa, que hace las cosas por ella misma.
Y es en ese plan que vino como mensajera de ese amor que demuestra por sí misma y por sus fans, ya que en todo momento, entre cada tanda de canciones se dedicaba ya sea a leer los carteles casi uno por uno, a ofrendar palabras de admiración a las “reinotas” y también a los hombres, a celebrar los maquillajes o las ropas y la dedicación que pusieron para estar allí firmes, a pesar de la amenaza del mal clima.
En este siguiente capítulo, un enorme tiburón adornó el centro del escenario, para graficar esa era en la que Karol salió a conquistar el mundo. “BICHOTAG”, “OKIDOKI”, “QLONA”, “Sejodioto”, entre otros temas resonaron por todo el estadio, en tanto la artista vistió una remera con un corazón que contenía la bandera de Paraguay.
Entre cambios de vestuarios e incluso de peinados, Karol iba y venía por todo un escenario que no le quedaba para nada grande, ya que su presencia desbordaba y su energía llegaba hasta el último rincón de las graderías. Su carisma es indiscutible. “Vine a dar más de lo que ustedes esperaban, ¡vamos a tumbar la casa!”, dijo, y al mismo tiempo el público demostró que podía dar también incluso más.
Un abrazo a las emociones
Otro capítulo llegó generando un clima más íntimo, con varias de las músicas de Karol al frente con ella. “Tengo en el escenario a un montón de mujeres poderosas”, dijo más tarde al resaltar la presencia de su banda integrada enteramente por mujeres. También ellas supieron cómo abrazar la propuesta de Karol y hacer que esta crezca, ya que pocas veces se ha visto que un artista de reggaeton traiga un ensamble tan numeroso, donde todo lo que suene sea en vivo.
“PERO TÚ”, “A ella”, seguían en la lista de canciones que no paraba de crecer y de hacer notar que también está bien equivocarse para aprender de los errores. Mientras, Karol descendió unas escaleras y se acercó totalmente al público, mientras cantaba y saludaba. Con varios se sacó fotografías, los abrazaba, como entendiendo que si ella hoy está en este sitial es gracias al reconocimiento de la gente, algo que sabe perfectamente retribuir. En un momento se sacó una foto con un fan que le regaló una remera pintada a mano y con una frase en guaraní, algo que agradeció con un abrazo.
La consagración
El cuarto y último capítulo llegó con un vendaval de canciones que se elevaron por el cielo, así como el canto de la gente que retumbaba y se unía al canto de Karol. “MIENTRAS ME CURO DEL CORA”, “CONTIGO”, “MI EX TENÍA RAZÓN”, “GUCCI LOS PAÑOS”, “MAMIII”, y muchas más obras llenaron esta parte, así como lleno estaba el corazón de la gente.
Karol bailaba, saltaba, corría y también se paraba a observar. La cámara la enfocaba bien de cerca y sus ojos brillaban, al igual que los ojos de una niña y su madre que en pleno campo bailaban juntas en un abrazo. Esa energía de Karol era sin dudas esa que contagia, una fuerza imparable que no podía uno perder de vista. “¡Hay una bichota dentro de cada uno de ustedes!”, decía una de las mejores maestras de ceremonia musical que ha visto Paraguay.
“No importa qué pase, mañana será bonito”, afirmaba la artista antes de despedirse con la canción que lleva por nombre no solo ese álbum que la catapultó al estrellato, el nombre de la gira y la frase principal con la que ella busca abrazar las almas.
Para Karol es importante pensar en que si hoy todo puede no salir, mañana es otro día. Y pareciera una broma o algo ideado que el concierto haya tenido que postergarse por un día, para confirmar que llegó ese anhelado momento en que todo fue bonito y la sirena encantó con su dulce voz a todos los que fueron a navegar con ella. Ahora surcará otros mares, escribirá nuevos capítulos en su cuento, pero esta historia con Paraguay definitivamente quedará registrada en el libro de su vida.