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En Brasil el amor por la música y ese amor recíproco unió a Ana Malta y Óscar Aldama, dos mundos que se complementan apoyándose para impulsar la carrera del otro. Pero el encierro por la pandemia los sorprendió con el nacimiento de un álbum que, según admiten, no estaba planeado, ya que surgió del hecho de la práctica constante y la búsqueda de diversión en ese momento.
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Así, sin darse cuenta, tenían una carta de obras a las que rindieron un tributo muy personal con sus arreglos. Estas piezas son “Chorinho” (Lyle Mays), “Luar” (André Marques), “Vestido Longo” (Arismar do Espírito Santo), “Forró na Vovó” (Filó Machado), “Palhaço” (Egberto Gismonti), “Córdoba” (André Marques), “Milonga Gris” (Carlos Aguirre) y “Forró Brasil” (Hermeto Pascoal).
En el corazón de este álbum, la voz instrumental y el piano se entrelazan para crear una “red sonora” que captura infinitas posibilidades de colores y texturas no convencionales. El resultado es una sinfonía enriquecida por la improvisación, una celebración de la diversidad musical del continente americano.
Un proyecto orgánico pero con fundamentos
“El dúo nace en pandemia con esas ganas de continuar estudiando, sacando temas, buscando desafíos musicales. Nace desde músicas que nos conmovían de compositores que nos influenciaron. Nos tomó por sorpresa la consolidación de un disco en el proceso, pero el arte tiene esa sorpresa que uno no calcula”, detalló Aldama en una conversación a través de Zoom, junto a Malta, para ABC.
“Teníamos a estos compositores como influencias, siempre estudiábamos, tocábamos de manera libre, sin compromiso, pero en pandemia empezamos a estudiar más puntual, sistemáticamente y con el tiempo fuimos juntando el repertorio, arreglos, así que todo se dio orgánicamente”, subrayó Malta.
Fue allí donde se fueron amalgamando sus mundos, ya que antes cada uno tenía su trabajo por su lado, Ana Malta en Vintena Brasileira, grupo de André Marques donde se trabaja la escuela de Hermeto Pascoal, y Óscar Aldama quien pasó por varias formaciones desde su llegada a Brasil. “Acá en Brasil me topé con esa escuela de investigación, más la vivencia con gente de Latinoamérica, Estados Unidos, incluso Corea, lo que fue sumando a esa investigación. Esa investigación va siendo el leimotiv de este tipo de trabajos. De ahí viene el título que sería bordeando América”.
El álbum es así un viaje por géneros musicales como samba, baião, milonga, chacarera y jazz contemporáneo. Un viaje musical que une a compositores del continente americano, trasciende fronteras y dialoga con diferentes lenguajes y timbres musicales.
Para ambos tener un aval como lo es la escuela de Hermeto Pascoal y sus fundamentos de música universal son esenciales a la hora de encarar este trabajo. “Acá en Tatuí como epicentro cultural, esa escuela de la música universal tiene a la improvisación, netamente influenciada por el jazz, como elemento que acaba tomando proporción en temas de lenguaje. Al improvisar una chacarera no vamos a improvisar como jazz, porque tenemos elementos pero el lenguaje se transforma, entonces la escuela de Hermeto nos induce a esos cambios y eso es riquísimo, porque a medida que vas improvisando como en otros géneros tenés una diversidad de lenguajes alucinante”, explicó el pianista.
Asimismo, planteó que su visión de las músicas que presentan en el álbum son reinterpretaciones de obras de grandes compositores. “Serían como nuestras versiones a partir de la improvisación; es ahí donde conseguimos plasmar toda esa información que nos llegó de una cierta obra”, dijo.
“El primer sencillo “Vestido longo” es un himno acá de Tatuí, se toca como si fuera “Garota da Ipanema”, es un estándar del jazz brasileño, pero en el que lógicamente plasmamos nuestra versión a partir de nuestra visión, pero también de forma inconsciente. Eso es bueno del arte, a medida que vas tocando se va realizando eso, la música te lleva para esos caminos, vamos anotando. Vas maquinando y estudiando caminos diferentes, eso es muy de la escuela de Hermeto”, reiteró.
Independencia y libertad
En ese sentido, Ana Malta destacó la importancia de la improvisación para el proceso compositivo de ambos, algo que fue también como un juego. Al respecto, resaltó que una característica importante de este álbum fue que lo grabaron todo en vivo. “Le dimos rec y empezamos. Hicimos dos tomas de cada música y la que quedó mejor elegimos, justamente por buscar ese calor, representar la emoción, la vibración del momento, y para no quedar con la energía baja de hacer varias veces. Elegimos hacer todo en vivo para mantener esa energía de la música de Latinoamérica que tiene eso más espontáneo, vibrante, creativo”, indicó.
Además, el álbum cuenta con apoyo visual para cada tema. “Optamos por grabar en vivo y en video, que es para mostrar un poco ese proceso que es hacer música. Todo lo que ves en el video está grabado en vivo como si fuera un show”, añadió Aldama.
Al respecto, el músico expresó su alegría por el hecho de que puedan ser capaces de visionar el trabajo y hacerlo tal cual como quieren, ya que han aprendido de anteriores experiencias. “Como somos independientes todo lo hacemos a partir de acá, todo sale de este dúo: la producción de videos hasta los subtítulos, sale todo de nosotros, no hay nada tercerizado, pero claro que contamos con el gran trabajo de masterización de Adonias Jr.” refirió.
Pero la producción, según remarcó, es completamente suya. “Todo es totalmente genuino, es un trabajo que tiene total verdad, no hay nada forzado, hecho por plata o por intereses o por pensar: quiero que esto sea un éxito. Esta es nuestra verdad, nuestra alma abierta para ustedes, y bueno es eso”, puntualizó Aldama.
Un aporte a la escena de música instrumental
Ambos músicos sienten que este trabajo es desde ya parte de un acervo de música instrumental del cual se sienten orgullosos. “Si bien la música es un lenguaje universal, el hecho de hacer música que no es comercial, (o al menos no es esa la finalidad para nosotros), ya hace parte de un acervo de la música universal”, refirió Aldama.
“El punto de partida de hacer música de ese tipo, ya sea jazz, instrumental o de compositores que nos influenciaron, creo que ya es un como una resistencia cultural. Digo resistencia porque no lo hacemos con ningún tipo de deseo de ‘quiero ser diferente’, ya somos diferentes sin querer, pero nos gusta”, dijo entre risas el pianista.
Eso, según manifestó, es más que nada buscando “aportar a esa verdad que decía al principio, porque nos mueve continuar haciendo música que nos conmueve. Yo sé que somos pocos, como decía Beto Barsotti, lo hacemos para una inmensa minoría, pero es gratificante dentro de ese universo sabiendo que es un aporte”, profundizó.
“Hace poco veíamos una entrevista donde le preguntaban a Gilberto Gil si pensaban que generarían todo este suceso con el tropicalismo, pero ellos no sabían que eran parte de eso hasta que pasó el tiempo. Lo mismo con nosotros, a medida que vas haciendo tu verdad, vas realizando tu misión. Yo tengo que hacer esto sin pensar cómo va a ser visto”, redondeó.
Por su parte, Ana sumó el pensamiento de que el factor de que la voz actúe en este trabajo como un instrumento aporta “curiosidad”. “También abre espacios porque no hay tantos precedentes y rompe la barrera del idioma, entonces es puramente la música. Ese factor puede causar extrañeza pero expandir nuestra música para todos los países”, señaló.
Una partida para crecer
Aldama también reflexionó sobre su partida, ya que salió de nuestro país en 2007 para estudiar en Brasil. “Ahora que me decís eso me entra un techaga’u que es fuerte. Ya estar hablando contigo desde acá es una emoción”, dijo al ser consultado sobre sus sentires.
“Siempre va a ser un punto más cualquier cosa que hacemos fuera del país. Siempre estoy en contacto con gente de Paraguay, familia, colegas, gente que admiro, es como un hilo que se queda que va a estar siempre. Pero sí es mucho más significante cualquier tipo de logro, conquista o lugar ganado. Con este trabajo, sin pensar, estoy dándome la posibilidad de posicionarme como solista en Brasil, porque hasta el momento no lancé mi disco. Aquí somos dos solistas conversando. Es un súper logro a nivel nacional pensando en Paraguay y como paraguayo pensando en traer para acá esa visibilidad para Paraguay, me siento una parte de la bandera, mi patria está acá”, subrayó el músico.
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Para él pensar en llevar nuestra bandera por el mundo le genera mucha emoción y le hace recordad mensajes como por ejemplo del fallecido maestro Remigio Pereira. “Él era un hombre de pocas palabras y las pocas que tenía eran certeras. Siempre tenía una palabra de aliento, nos alentaba a continuar ese trabajo con la bandera de la música instrumental y con nuestra bandera, como paraguayos, llevando esa cultura. Por más que no sea música paraguaya, plasmar un poquito de nuestra música en cualquier grabación, arreglo. Remigio, Palito (Miranda), fueron personas que siempre nos influenciaron a llevar como esa misión intrínseca”, reflexionó.
“Me consta que Óscar lleva en el corazón a Paraguay en todo lo que hace, en cada nota, arreglos, tiene siempre al Paraguay en su corazón y en la punta de sus dedos”, dijo Ana Malta con mucha emoción.
Sobre los músicos
Ana Malta es profesora de Canto Popular (MPB-Jazz) en el Conservatorio Tatuí desde 2009. Cantante del grupo Vintena Brasileira desde 2003. Grabó los discos “De Baque à Avessas”, “Labirinto”, “Bituca” y “(r) Existir” y participó de varios espectáculos compartiendo escenario con grandes nombres de la música como Hermeto Pascoal, Mônica Salmaso y Hamilton de Holanda. En el 2019 lanzó “Outra Voz”, su primer álbum original.
Óscar Aldama, pianista y compositor, ha actuado junto a Spok, Raúl de Souza, Thiago Espirito Santo, Arismar do Espirito Santo, Cuca Teixeira, Jota P. Ramos Barbosa, Toquinho, y en el escenario internacional, con José Luis Quintana “Changuito” (Cuba), Daniel Barry (Estados Unidos), entre otros. Participó como solista invitado con la Orquestra Sinfónica del Congreso Nacional (OSIC) y la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en Asunción, Paraguay, así como en festivales internacionales como Asujazz y Jazz a la Calle en Mercedes, Uruguay.