“Si eres de los que dicen: ‘Me encanta Pink Floyd, pero no soporto la política de Roger, harías bien en irte a la mierda, e ir al bar en este momento’”, rezaron las pantallas del escenario al inicio del show de Roger Waters. El concierto se extendió durante casi dos horas y media y el artista de 80 años hizo referencia a la violencia policial y militar en diversas partes del mundo, pasando por casos desde George Floyd en Estados Unidos a Víctor Jara en Chile.
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Waters también tuvo palabras para su paso por Argentina, país en el que hace unos días fueron canceladas sus reservas de hotel por declaraciones que fueron catalogadas como "antisemitas" por la comunidad judía.
"No me dejaron quedar en ninguno de los hoteles, lo cual es raro creo yo. La razón fue porque ellos y yo creemos cosas diferentes. Sé que lo saben, pero voy a decirlo igualmente. Yo creo en los derechos humanos igualitarios para todos mis hermanos y hermanas", señaló energético, recibiendo un fuerte aplauso por parte de las decenas de miles de personas presentes.
El espectáculo tuvo una puesta escena marcada por el clásico uso de animales inflables, en particular una oveja gigante que flotó por encima del público ubicado en la cancha de Monumental mientras Waters interpretó “Sheep”, tema de su álbum de referencia “Animals”, su “homenaje” al escritor y periodista George Orwell y su obra “Rebelión en la Granja”.
“Wish you were here”, “Conformtably Numb”, “Run Like Hell”, “Shine on you crazy diamond” y “Have a Cigar” fueron otras de las canciones que formaron parte del repertorio propuesto por el exbajista de Pink Floyd.
Para los más fanáticos de la banda británica, Waters desplegó además múltiples imágenes de las primeras etapas del conjunto, acentuando la figura del primer guitarrista y vocalista del grupo Syd Barret (1946-2006), con quien inició el proyecto.
Este domingo 26 será el último encuentro de Waters con el público chileno en el marco de la gira “This Is Not A Drill”.