Inspirada por un ritmo de ‘dancehall’, de música jamaicana, la recaudación de su comercialización se destinará íntegramente a “detener la piscicultura en mar abierto en Islandia”.
“Los experimentos de Rosalía con el género (del reguetón) y su increíble voz la convertían en una invitada obvia para esta canción”, señala Björk en un mensaje en X (antes Twitter).
"Me siento honrada de que haya aceptado y de que ella y su equipo cedan su trabajo y todos sus rendimientos a esta batalla", añade.
La autora de álbumes como Debut (1993), Post (1995) y Homogenic (1997), que la consagraron como una de las artistas más influyentes y arriesgadas de su generación, revela que su voz en la grabación es la de hace 25 años.
"Creo que hay una elegante resonancia en el hecho de que ambas tengamos la misma edad en la grabación", destaca la cantante, de 57 años.
En su mensaje también considera que la lucha contra la piscicultura en mar abierto es parte de la lucha por el futuro del planeta: “Uno de los desafíos ambientales más graves para el norte en este siglo es la acidez del océano”.
Björk apunta directamente a dos empresas, MOWI y SalMar, "que en cinco años han dañado grandes áreas" de los fiordos islandeses, tanto de vida marina como de animales y plantas, aunque "todavía podemos revertir esto".
Hija de una activista medioambiental fallecida en 2018, lamenta el “sufrimiento inmenso” que padece el salmón con ese método de pesca y denuncia que es “una manera extraordinariamente cruel de hacer comida”.