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Ambos cantan, tocan la guitarra y producen. Así dieron vida a El Zar, un dúo que comenzó con canciones que ponen el foco en sentirlo todo a flor de piel y en disfrutar de los momentos, todo sobre una mezcla orgánica de sonidos pop, rock, elementos electrónicos, sintetizadores, guitarras eléctricas y la fuerza y al mismo tiempo suavidad de sus voces.
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El año pasado tuvieron un paso fugaz por Paraguay, para ir conociendo a la gente y dar un concierto en pequeño formato. Pero esta vez Facundo Castaño Montoya y Pablo Giménez, el cerebro de este grupo que, vuelve pero ya con la compañía del baterista Bruno Dante y el bajista Nicolás Garay, actuará en el marco del evento Nómada, donde también compartirán con las propuestas paraguayas de Sari Carri y Funk’Chula. Asimismo, ambientará la noche el DJ Paoki.
El proyecto de los argentinos empezó a querer trascender los sueños a partir de 2014 y, con esfuerzo y trabajo, según ellos mismos confirman, se fue dando todo eso que hoy disfrutan. Llevan editados cuatro discos: “Círculos” (2016), “A los amigos” (2018), “Pura casualidad” (2020) y el más reciente “Río Hotel” (2022), concebido en la ciudad de Río de Janeiro.
“Estamos contentos de volver para allá porque nos llevamos una sorpresa muy linda la vez que estuvimos. Además, nos divierte la idea de compartir con otros artistas”, dijo Facundo en una charla exclusiva para ABC, valorando que todo su recorrido les haga conectar con Paraguay.
Para ambos, esos momentos de conexión con el público en vivo son importantes, porque a veces “te volves un poco loco en esto”, expresó el artista sobre vivir en constante ir y venir, componiendo, grabando, viajando y tocando. No obstante, afirmó que como la música es su trabajo y principal motivación, confían en el trabajo en equipo, por lo que han seguido sumando gente creativa al grupo.
“Tenemos un lindo equipo de producción, una banda estable con la que giramos siempre y eso ayuda un montón. El equipo es muy importante. También tenés que ser consciente de dónde estás y qué estas haciendo, tener momentos de estar tranquilo, hacer ejercicios, descansar la cabeza, cosas que ayudan a mantener el foco y no perderse”, refirió.
Por su parte, Pablo observó que estamos atravesando una era de que “todo es ya, ahora” por lo que es ideal “frenar un poco y tratar de disfrutar el presente. Ese es un ejercicio de la vida y con el proyecto, porque encima nosotros somos muy inquietos, entonces está bueno decirnos: pará, disfrutemos esto que está pasando ahora, lo que tenemos hoy, los ensayos con la banda hermosa y de la gente a la que le gusta nuestra música”, expresó.
El exceso de información y la industria de la música
El Zar ha crecido a lo largo de los años de forma orgánica, ya que ellos afirman que necesitan estar en sintonía con sus ideales artísticos y con lo que quieren transmitir. Esa visión, dentro de una industria musical que se mueve a pasos cada vez más rápidos, les permite conectar gracias a la honestidad de su música.
“De alguna manera, a nuestra forma, tratamos de aggiornanos pero también un poco lo que se impone hoy desde la industria es más para la música urbana, quizás no tanto para el rock o el pop, que manejan otros tiempos. De todos modos eso es más bien como un combustible para estar ahí tratando de actualizarnos, de pensar en el próximo paso. Es cierto que no podés estar 6 a 7 meses sin sacar algo porque se pierde en la cantidad de información y data que hay corriendo, entonces creo que a nuestra manera nos vamos adaptando, tratando de no perder la cabeza”, planteó Facundo.
A su vez, Pablo observó que tanto su proyecto como el de otras bandas o solistas van por otro lado. “Hacemos las cosas, un poco más a mediano y largo plazo”, dijo. A lo que Facundo añadió: “Hacemos música que creemos que va a perdurar más que quizás otras músicas, donde ya pasó la moda de salida de la canción y te olvidaste. Creo que intentamos hacer música que en algún punto, sin desmerecer otras músicas, tenga un contenido y un valor”.
Una comunidad con algo para decir
En portales argentinos, a los chicos de El Zar constantemente los llaman como los integrantes de toda una nueva generación, junto a otras bandas amigas para ellos como Bandalos Chinos, Conociendo Rusia, Silvestre y La Naranja o AINDA.
Ellos piensan que no solo en su país sino en Latinoamérica “hay como una conexión entre bandas y artistas que forman una escena o un omento, que ayuda a formar la cultura sin decir esto es rock o esto es urbano. Estamos todos conectados, nos cruzamos en festivales, intercambiamos sesiones de grabación. Me parece que se puede hablar de una escena muy viva y eso también es gracias a la gente que apoya y va a los conciertos. Creo que hoy en día Latinoamérica se está posicionando a nivel mundial como una escena que tiene algo muy rico para dar”, manifestó Pablo.
Asimismo, el artista también explicó sobre este crecimiento en conjunto donde es esencial saber ser soporte y empuje para el otro. “Me parece que tenemos presente que estamos en esta para hacer música que nos gusta, que esté buena, entonces cuando un amigo o amiga hace algo que está bueno nos ponemos re contentos y lo disfrutamos”, señaló.
También argumentó que detrás de todo esto “hay como un mensaje atrás que es darle importancia al arte, a la escena, apoyarnos entre proyectos, apoyar también a gente que hace que esto suceda que son los managers y promotores de festivales. Esa cultura está desarrollada hace más tiempo en países más del norte o Europa y siento que ahora estamos tomando una consciencia re copada sobre todo de lo que tenemos para dar desde Argentina, Paraguay, Perú, México y otros países”.
El componente de autogestión
Facundo y Pablo hacen juntos canciones desde que se conocieron y también así de juntos salieron a buscar las oportunidades. “Hoy en día la autogestión es muy importante y creo que también las plataformas digitales y todas las redes hicieron que quizás no necesites de un sello como tal vez necesitabas antes para llegar a las disquerías o vender discos”, pensó Facu, para quien hoy lo que ellos hacen se da “de una manera más orgánica donde la gente te escucha y es inevitable, a veces hasta más fuerte que teniendo un sello”.
Para ellos seguir haciendo canciones “sin presión” es la clave. Si siguen bajo ese pensamiento es porque ambos son “muy fanáticos de la música y la música siempre gana”, según Pablo.
En ese mismo pensamiento, ambos intentan estar entre listos, receptivos y preparados al momento de recibir algo que podría ser una canción, ya que la búsqueda y el deseo se renuevan constantemente. “A mí me aparece en momentos random, caminando por la calle, andando en moto, si me ve alguien de afuera pensarían que estoy loco. A veces hay que cambiar el foco para que vengan las ideas”, dijo Pablo, entre risas, sobre sus formas.
A eso, Facundo sugiere que también “hay que buscarlo, como un ejercicio; tenés que encontrar esos espacios donde estés tranquilo y a veces los momentos de ocio están bien para eso. Es muy relativo el proceso”, acotó.
Pablo coincidió expresando que “no hay una ciencia exacta” y afirmando que no sabe “si hay algún artista que tenga una fórmula”. “Me parecería raro, porque es como que las canciones van apareciendo, también juntarte con personas, colegas. Hacer canciones ayuda e inspira un montón. Un amigo dice que vienen en un momento específico, que si la canción termina llegando y siendo es porque tenía que ser. Quizás te bajaba a vos o a otra persona, pero tenían que ser hechas”, profundizó.
“Hay algo muy mágico que es inexplicable de eso que no se pueden establecer fórmulas porque también es un oficio. Hay que pensar que podés hacer cualquier cosa en cualquier momento. Nosotros hemos aprendido y mejorado con el tiempo el oficio, pero sigue habiendo esa cuota mágica que no sabes por qué algo te gusta o no sabes por qué una melodía te cautivó. Está ahí, en el aire todavía”, pensó Facundo.
Acerca de sentirse también cautivados por sus propias canciones, piensan que disfrutan de tocarlas siempre tal cual como las grabaron, en honor a la gente. “Es una discusión esa de reversionar los temas o no, como salieron del disco. A veces vas a ver a un artista y querés escuchar la canción tal cual el disco y no la hace así. Quizás sí a nivel instrumental, pero cambiar la forma de la canción es medio difícil”, indicó Facu.
“Me parece que es un compromiso pero también nosotros hemos aprendido que hacen falta las dos partes, de parte nuestra tratar de ser lo más auténticos y sinceros posible pero también entender que un poco la canción y el proyecto sobrevive gracias a la gente que escucha. Está bueno tener presente ambas cosas, ser genuino con lo tuyo y ser grato con el público y la gente. Me ha pasado como fan de ver bandas que me gustaban mucho y o salía muy fascinado o muy decepcionado al punto de que después las escuchaba menos”, reflexionó Pablo.
El vértigo de crecer
Todo esto de revisarse mirando un poco hacia atrás los toma en un momento álgido en su carrera. Con cuatro discos editados, giras, habiendo llenado el mítico Teatro Gran Rex de Buenos Aires, próximos a viajar a España y luego a tocar en otro gran escenario, el Estadio Obras Sanitarias, que tiene una capacidad de cerca de 5000 espectadores, ambos disfrutan de la vorágine y también de las pausas.
“Por un lado todo es un sueño cumplido, de mucho trabajo que hemos realizado a lo largo de estos años. Por el otro lado está la consciencia de estar siempre presentes en lo que está sucediendo, estando siempre felices y agradecidos, siendo conscientes que esto es algo que hay que trabajar todos los días, no hay que estancarse, hay que hacer nuevas canciones y también salir a tocar. La gira de Río Hotel nos está llevando por toda Latinoamérica y España, así que estamos mega felices”, cerraron.
Las entradas se venden por Ticketea a G. 80.000. El festival es una producción de G5Pro, Hendu Media y Planea Música.