Diana Burco: “El acordeón tiene un universo femenino que merece ser descubierto”

Con su acordeón viajero abrazando su alma, la instrumentista, cantante y compositora colombiana Diana Burco llegará por primera vez a Paraguay, como parte de una experiencia que la llena de emoción. La artista dará hoy una charla sobre la mujer en la música y cómo se abrió paso en un género “de hombres”, como consideró sobre todo al vallenato, y además ofrecerá varios conciertos en la semana.

Diana Burco llegará a Paraguay con un recorrido cargado de canciones muy personales.
Diana Burco llegará a Paraguay con un recorrido cargado de canciones muy personales.gentileza

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La música se colaba por los oídos de una pequeña Diana gracias a ese universo de cumbias y vallenatos del que creció rodeada, aunque viviera en Bucaramanga, un lugar más caracterizado por los sonidos andinos. A ella le guiaba el sabor de estos ritmos más costeños, “donde sonaba mucho acordeón precisamente”, empezó contando en una conversación exclusiva para ABC.

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A medida que fue teniendo más consciencia del mundo, ella supo que “quería un instrumento que me permitiera tocar esa música”. Si bien comenzó con el violín, terminó por abrazar el acordeón, que incluso le generaba “curiosidad”. “Eso de colgarlo y tenerlo aquí (señala el pecho) hizo que con el tiempo se vuelva un instrumento con el cual he aprendido a respirar y ser solo una con él para poder cantar e interpretar”, explicó.

Fue así que la pequeña, nacida en una zona de montañas, viaja en una ocasión con su familia a la zona costeña, donde por todos lados sonaban cumbias, vallenatos y bullerengues. “Llegar a la zona hizo un click en mí, de entender que los lugares suenan a algo, la gente suena a algo. Conocer ese folclore de la región, a los juglares que cantan, tocan y componen, me impactó, porque ellos también eran los viajeros que llevaban las noticias o canciones, son contadores de historias”, destacó.

Allí Diana Burco entendió que ella también podía ser una viajera y contar historias. Con el paso del tiempo y con una carrera en ascenso, “me empecé a convertir en una juglar del siglo 21, contemporánea, porque todo se empezó a conectar de una forma muy linda, como buscando acercarme a lo que deseaba”, afirmó la artista quien ya lanzó dos álbumes de estudio, uno homónimo en 2020, y “Río abajo”, en 2021, ambos nominados al Grammy Latino, el primero en la categoría “Mejor Álbum de Cumbia/Vallenato” y el segundo como “Mejor Álbum Tropical Contemporáneo”. Actualmente se encuentra trabajando en el tercero que saldrá en octubre.

En busca de las juglares

Diana no comenzó teniendo un acordeón propio y prestaba de su profesor. ¿La razón? Sus padres todavía no le compraban uno porque “pensaban que era un capricho, porque no veías aquí a mujeres tocando el acordeón, además tampoco había músicos en la familia, no éramos costeños, entonces era lo más raro para ellos”, recordó. Hasta que se dieron cuenta que no era un capricho y llegó un acordeón rojo que hasta ahora lo tiene guardado como “una reliquia”.

Una Diana adolescente empezó así a construir un camino propio, pero con dudas sobrevolando ya que “una mujer con el acordeón en Colombia era muy extraño”, afirmó, ya que según detalló “el machismo había calado por todo el Caribe”. En ese recorrido había recibido incluso comentarios de que tocara “como un hombre, como macho”.

Rememoró sus primeros pasos por festivales siendo ella muy joven. “Éramos dos niñas contra 70 niños, era abrumadorsísimo, además todo el mundo mirando y diciendo: ‘ella cómo lo hace, cómo lo va a interpretar y qué está haciendo, qué error va a cometer’”, dijo sobre la presión.

“Fue frustrante no tener referentes, era súper fuerte”, afirmó Burco, quien no se dejó amilanar por el contexto. Eso ella lo ve ligado a su crianza y a su madre, “porque donde nací, en el departamento de Santander, dicen que las mujeres somos muy bravas, y supongo que con ese carácter yo nunca pude aceptarlo, no era natural en mí, no lo normalicé, porque eso es lo que pasa con el machismo, se normaliza”, sentenció.

Pero con el paso del tiempo entendió “que era un asunto sociocultural, porque era lo único que conocían; ahora lo digo relajada pero en en su momento era chocante”, indicó sobre sus inicios abriéndose paso en este mundo “de hombres” donde conoció a una mujer: Rita Fernández Padilla, la primera mujer en fundar una agrupación vallenata femenina llamada “Las universitarias”.

Ahí se dio cuenta que “no es que no hay referentes, es que no se ha contado, entonces ella me dice algo precioso y es que la música no tiene la culpa; ahí se me abre algo precioso y es cuando empiezo a buscar en la composición esa forma de liberarme y encontrarme a mí a través de las canciones, de lo que yo sentía“.

Luego esa seguridad decantó en canciones. “Empecé a grabar con los miedos, con la curiosidad y creo que eso abre algo muy importante en mi carrera por haber sido la primera mujer en el género del vallenato en estar en nominada en esa categoría en el Grammy Latino, pero todo parte por escribir y por lo que esta señora me dijo, de generar un camino propio a través de mi música”, evaluó.

En esta búsqueda Diana también vivió experiencias en lo actoral, como ser parte de una bionovela “Tarde lo conocí”, inspirada en la vida de la reconocida artista vallenata ya fallecida Patricia Teheran. “A partir de ahí conocí otros nombres como Totó La Momposina, cantadora de bullerengue o Adriana Lucía, cantadora de porro, cumbia y merengue, junto con Patricia aparecían en el radar, por lo que las novelas han ayudado mucho para que la sociedad vea que esto existe, que puede tener un propio universo femenino, y es lo que más insisto: el acordeón tiene un universo femenino que merece ser descubierto.

Eso, dijo que también es algo que debe construirse “desde todas las posiciones de la industria, los periodista, bookers, managers, artistas con su música”.

En el camino reconoció también a referentes en otros estilos como por ejemplo a la rockera Andrea Echeverri, de Aterciopelados, porque “en un momento me tocó trasladarme a otros géneros para ver de dónde me cojo, porque esa ausencia de ejemplos genera una sensación de preguntarme qué debo hacer, pero en el camino la misma música me ha dado las respuestas”, afirmó.

Tejiendo la búsqueda sonora y lírica

Para Diana cada álbum es como la fotografía de un momento en su vida, algo que pudo expresar tanto en lo lírico como en lo sonoro, atravesando diferentes vivencias desde que empezó a componer. Entender que, como había dicho, las músicas cuentan a lugares y personas, le hizo saber desde qué lenguaje contaría sus historias, derribando prejuicios de quienes esperaban que su música suene a su lugar de origen.

“Ese es un tema muy fuerte, porque nací en lo andino pero no necesariamente me criaron con música andina. Iba tanto a ciudades del Caribe que cuando empecé a escribir y a ver qué me decían las canciones, empecé por ahí”, detalló.

En ese sentido, en su primer álbum expone “una cumbia muy bullerenguera, un vallenato, pero pude también empezar a escribir pop porque nací en una ciudad, luego fui a Bogotá a estudiar música, entonces todo estaba lleno de esas cosas; de alguna forma le creí a lo que las mismas canciones me estaban dando y generando”. Ahí iba muy en paralelo.

Diana Burco, uno de los nombres ascendentes de la música colombiana.
Diana Burco, uno de los nombres ascendentes de la música colombiana.

Asimismo, confesó que no pudo quedarse solamente con el vallenato más allá de que el acordeón es su instrumento más representativo. “Todo se empezó a desprender y a entender como un folclore contemporáneo”, indicó la artista, quien empezó a conocer otras zonas como la zona de Bolívar y los montes de María, donde nace la cumbia, el bullerengue y la música de gaitas.

Esta zona la conmovió, tanto que empezó a “resguardarse” en la cumbia, donde sintió que encontró “cierta libertad creativa, por ende empiezan a ligarse cosas que la cumbia en su naturaleza me permitieron explorar”. Así, el segundo disco es “hiper ecléctico; escribí desde hip hop con cumbia, bullerengue con palenqueros, un vallenato que toqué sola, algo electrónico, ahí dije: estoy generando una creación diversa pero respetaba eso que me venía”, señaló.

El nuevo álbum, según anticipó, estará “plenamente” dedicado a la cumbia, “en parte agradeciendo todo este fenómeno que está generando”.

Recordó a su maestro Carmelo Torres, alumno de Andrés Landero, quien crea esta cumbia de acordeón, esencia que ella sentía en todo lo que la rodeaba. “Entendía cierta nobleza y generosidad que para mí es lo que, sin explicarlo mucho, permite que la cumbia sea un género que se adapte y sea para todos. Es tan generosa ella, porque además es ‘la’, -la reina- que permite ser de todos y para todos, sin reproche. La escuchamos en reggaetón, en hip hop, en rock, un montón de ritmos, es maravilloso ver de qué se viste en cada lugar. Siento que es un asunto paralelo al jazz”, señaló.

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Un viaje introspectivo

“Lo de escribir parte como a mis 16, época gloriosa de enamorarse, aprender, sentir cosas, que te duela”, dijo entre risas sobre aquella época que hizo que “el dolor se vuelva una fuente necesaria de inspiración, porque necesitaba expresar algo que me estaba como matando”.

Así empezó un recorrido también de autoconocimiento, porque volcar sus sentimientos en letras le hacía entenderse a ella misma. “Yo soy muy sensorial, entonces aproveché para canalizar todo. Era un pelea interna, con todos los miedos, porque también era como saltar sin entender nada de lo que estaba haciendo”, dijo recordando sus primeros pasos en la industria musical.

“El primer álbum vino con todo lo de la primera nominación, que yo misma fui a inscribirlo. Ahí empecé a madurar. Para el segundo dije que quería plasmar esta viajera que va “Río abajo”, de un lugar a otro, con mi propia travesía de salir de la universidad, de haber estudiado música, entonces quería explorar un montón de sonidos. En ese álbum ya no hablo solo de amor sino de sentimientos muy personales. Ahorita estoy escribiendo a la Diana que sabe amarse y ya puede amar”, refirió.

Recordó que fundamental en ese autoconocimiento fue leer un libro sobre la cantante, compositora, conductora y productora de espacios radiales colombiana, Esther Forero, escrito por la gestora cultural e investigadora musical feminista Daniella Cura. Allí hablaba, por ejemplo, de la ansiedad a la hora de escribir.

“Leer cosas así me hizo entender que sienta a veces que mis canciones no son buenas era normal, pero es una cosa con lo que lidié y lidio todavía. Pero es allí donde el mismo público te permite abrazarte con lo que haces. Es de las cosas más bonitas que cada canción que sale libera eso y empieza a hacer una impresión de lo que yo soy en ese momento de mi vida y lo que puedo ofrecerle al público de cómo he trascendido mis emociones”, aseguró.

Navegando en la industira

Diana decidió aventurarse en la industria musical con sus emociones plasmadas en canciones. Si bien al principio le chocó un poco la dinámica, sobre “cómo hay gente que no piensa en las emociones”, pero con el tiempo aprendió a soltar expectativas y ver lo positivo de ciertas herramientas.

“Entendía que yo quería vivir de esto, entonces puse estas herramientas a mi favor, respetando plenamente lo que yo soy, soltando también, porque a veces el artista se pone muy ensimismado”, reconoció.

Después de pasar por ceremonias de los Grammy Latinos, conocer a otros artistas, trabajar con “hitmakers”, explorar la música comercial, entendió que ella podía hacer su camino mostrando “el oro de nuestras tradiciones”.

Para ella el plan perfecto fue “invitar a estos agentes de la industria a ver la magia de las tradiciones, porque vamos a poder tener mil estrategias de marketing pero lo real resiste, no lo puedes camuflar ni pintar por más que quieras“.

“Esta división entre lo comercial y lo no comercial es chistosa porque al final las dos se necesitan, es impresionante, cada vez somos más quienes entendemos eso con cariño y eso solo va a nutrir demasiado, porque es imoprtante la música y la escena de la industria en general como los mercados culturales”, subrayó.

Capítulo Paraguay

Llegar a Paraguay para ella “es súper emocinante en muchos aspectos” ya que incluso nunca ha venido hacia esta región del continente. Con picardía, dijo que le cuenta “a todo el mundo” que será su primera vez presentándose aquí. “Es súper místico, todo el mundo me habla de una historia preciosa”, dijo con ansias.

En ese sentido, afirmó que a ella le mueve lo de conocer lugares y ver cómo suenan. “Por eso se vuelve una ilusión gigante poder sentir a Paraguay y el honor de llegar por primera vez hacia el Sur a través de este país”.

Sobre sus actuaciones, dijo que quiere “que cada concierto me permita contarles cómo nacen estos folclores, cómo viaja este instrumento (que además viene de Europa) y se plasma en nuestra cultura a través de nuestros indígenas, campesinos”, señaló.

“A pesar de su belleza para mí ha sido como toda una tarea, desde el amor, transformarlo y generar un nuevo universo a través de una mujer, que implica un proceso de dolor incluso, pero la música me ha permitido ser parte de esta generación de hoy que en el presente se nutre de todos esos folclores”, reflexionó.

Diana Burco visitará Paraguay por primera vez.
Diana Burco visitará Paraguay por primera vez.

“Quiero hacer ese viaje del acordeón en cada concierto. Será una oportunidad para ser una contadora de historias del pasado y el presente ¡Pues qué lindo llevar todo esto! Me siento responsable, muy feliz. Todo se une de una manera muy bonita para esta semanita llena de acordeón y cumbia”, cerró.

Diana ofrecerá una charla hoy a las 16:00 en el Ministerio de la Mujer (Presidente Franco esq. Ayolas), con enfoque en la igualdad de género a partir de sus experiencias en la música. Por otro lado, el jueves 20 se presentará en la Expo de Mariano Roque Alonso, representando a Colombia en “La noche de las naciones”, desde a las 20:00.

El viernes 21 en un concierto junto a La Delio Valdez y el Club de la Cumbia, en la sala Hendu de Faces Pub. Entradas en Ticketea a G. 50.000 y G. 100.000. Finalmente el sábado 21 en la “Noche de Cumbia”, en Koggi (Padre Cardozo 533). Acceso libre.

Esta gira es posible gracias a la Cancillería de Colombia, Japi Jipi y Planea Música.

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