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La Junta Municipal de San Juan Bautista, Misiones, ciudad reconocida también como la “cuna de Mangoré”, tiene hoy en día un himno oficial. Se trata de “Isla Maleta”, una obra creada en el año 1972 entre el músico y compositor Néstor Damián Girett y el locutor, periodista y poeta Juan “Papote” Fretes.
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“Nuestro pueblo es bendecido con talentosos hombres y mujeres que defienden la cultura a través de las habilidades artísticas, por ello es oportuno que nuestra comunidad sanjuanina tenga un himno que lo identifique, para que los nacidos en esta tierra y aquellos que la toman por adopción tengan un sentido de pertenencia”, explica la ordenanza Nº 4/2023.
“El tema musical describe la estampa de San Juan Bautista. También hace alusión a la hospitalidad de la ciudad, canta el amor a la juventud y a un amor de verano (...) Califica, en parte de su letra, a San Juan Bautista como un paraje divino, describiendo a la estancia Jegua Retã, que antes de llegar al casco principal se erigía como isla, en forma de maleta”.
Un gran honor
Para Néstor Damián Girett representa “un gran honor” que una canción creada por él en compañía de “Papote” Fretes haya sido tenido en cuenta para esta significativa distinción. Eso lo dijo recordando sus comienzos, ya que él había perseguido el sueño de convertirse en músico y ser reconocido por su propia obra ya desde muy pequeño.
Hijo de padre descendiente de franceses e hijo de una cordillerana, en un lugar llamado Inmaculada, en Caraguatay, nació Girett. Pero ya a sus 15 días, según rememora, fue a Misiones pues su padre era especialista en agricultura. Luego de la escuela pasó por el cuartel, donde ya empezó a escribir sus primeros versos y a componer.
Ese amor por la guitarra, que tocaba a escondidas, ya estaba instalado desde que era niño. Su papá compró una guitarra para su hermano mayor, pero él aprovechaba cuando todos salían para aprender los primeros acordes. “Mientras cocinaba, mamá cantaba obras famosas de Flores, Ortiz Guerrero, Agustín Barboza, y yo le acompañaba. Mi mamá me ayudó, fue mi cómplice para que yo sea músico”, confesó.
En el año 1966 él decide aventurarse de Misiones para Asunción. Recuerda que su casa estaba a 600 metros de la ruta y todo ese camino lloró hasta subirse al colectivo que lo traería para la capital. Pero allí estuvo presente la bendición de su madre, quien le preparó su maleta y comida.
“Sin conocer nada me largué con una guitarra, un bolsito de cosas traídas y un cuaderno de poesía escrita. Algunas tenían melodías. Venía con la intención de hacerme conocer y hacer conocer también mis canciones, mis obras”, expresó. Llegó pero, sin darse cuenta, estaba en San Lorenzo. No sabía y nadie le dio información. Un día, yendo a un cumpleaños en Sajonia, alguien le cuenta que ahí recién era Asunción. “Así llegué”, dijo sobre su arribo final.
“Buscaba cómo mantenerme, porque yo cantaba mis canciones. No cantaba las conocidas, solo algunas para las serenatas, como “Ne rendape aju”, “Mborayhu asy”, pero yo quería hacer mi música. En ese tiempo me decían que mis canciones no iban a funcionar; nadie quería juntarse conmigo porque yo quería cantar mis canciones. Sentía el desprecio hacia mi persona desde algunos músicos, pero otros me ayudaban. Igual yo seguía”, dijo sobre su valentía.
Sus primeros pasos profesionales
Integrar el dúo Pérez-Peralta le dio un paso a sus primeras actuaciones profesionales, incluso llegó a grabar con el conjunto en Buenos Aires. Luego de separarse de ellos fundó Néstor Damián Girett y Los Misioneros, emblemático grupo que sigue vigente hasta hoy.
Comenzaron las actuaciones y en el año 1972 conoció a “Papote” Fretes, quien tenía un programa llamado “Por la ruta del folclore” en Radio Ñandutí. El locutor lo invita un día a la inauguración de un copetín de una amiga. Ya en el lugar, “Papote” empieza a esbozar unos versos, pues sentía tenía una deuda con San Juan Bautista, ya que pasó por una radio de San Juan y por la estancia Jegua Retã, de uno de sus tíos.
“Sacó su cuaderno y empezó a escribir, y yo saqué la guitarra y empecé con la melodía. Empecé a cantar, probamos y quedó un chamamé, ya que Misiones es un pueblo muy chamamecero por sus influencias”, explicó Girett.
En medio de eso llega otro amigo al que le decían “Rovisa”. Este quiso cambiar la parte donde mencionaba el nombre Jegua Retã porque no le gustaba. Entonces Fretes agarró su libreta, enojado, y se fue. “Yo me quedé con la poesía y la caña”, dijo Girett con una carcajada. Fue a su casa y al lunes siguiente vuelve a la radio, cuando las actuaciones eran en vivo y con público. “Papote” ni se acordaba de la creación pero ese día fue el estreno inolvidable.
Esta y cientas de obras más forman parte del cancionero de Néstor Damián Girett, un “músico de estirpe campesina”, como él mismo se define, y a quien las cosas le salieron mejor de lo que esperaba. “Con 56 años de carrera sigo con mi conjunto. Seguimos porque nos llaman, siempre hay un espacio”, afirmó el artista quien ofrece su arte en encuentros desde fiestas privadas hasta grandes festivales, como el Festival del Batiburrillo, del Chorizo Sanjuanino y del Siriki, donde son embajadores.
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“Isla Maleta” es una de esas obras que más identifica a su grupo, según comenta. Incluso, la gente no deja que ellos abandonen el escenario si no la hacen. “Sinceramente no esperaba este reconocimiento oficial, pero se merecía también porque Misiones es la cuna de la inspiración de este tema”, señaló ya sobre la distinción.
“Siento gran satisfacción y también tranquilidad”, dijo luego de recordar el gran camino andado en el cual no piensa aún detenerse. “Vine a la capital buscando ser un músico conocido, actuar en la radio, porque antes se actuaba ahí nomás. En discos ni pensaba. Todo eso pasé y hay muchas cosas que no voy a contar porque “ipukueterei che vida (muy larga mi vida)”, dijo entre risas.
Actualmente vive en San Lorenzo, donde se mudó hace 30 años junto a su compañera de vida Elodia Torales, donde cuidan de “dos perritas caniches y cuatro gatos”, cuenta con una gran sonrisa de satisfacción.