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Hace 20 años el Prof. Dr. Gustavo Díaz Gill era presidente del Centro Cultural Paraguayo Americano. Su desmedido amor por la música lo llevó a fundar la primera orquesta de jazz de dicha institución y también tuvo un sueño: una orquesta juvenil, pues sus dos hijas estudiaban música.
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En aquel entonces, el director paraguayo Luis Szaran lo conectó con el destacado maestro Miguel Ángel Gilardi, hijo del reconocido compositor argentino Gilardo Gilardi quien también ha formado a paraguayos. Entonces Miguel Ángel agarró vuelo ideando el proyecto basándose en la Orquesta Académica del Teatro Colón, “pero adaptado a una orquesta de cuerdas, algo más chico”, explicó en conversación con ABC.
Desde aquel entonces, “sin cobrar ni un guaraní, igual que hasta ahora”, Gilardi sigue vinculado a la orquesta, viniendo casi todos los años, a excepción del tiempo en que la pandemia frenó los eventos presenciales y todo viaje. No obstante, sin descanso, idearon conciertos virtuales para que el proyecto nunca pierda continuidad. “Esos fueron años muy complicados para todos”, indicó, pero con un alivio porque la orquesta celebra sus 20 años.
En esta vuelta y entre ensayos se encontró con hoy grandes músicos y directores, quienes pasaron por los primeros grupos de la orquesta y que estarán presentes hoy como invitados. Recordó que dos de ellos, José Miguel Echeverría y Pacita Diez Pérez, le preguntaron si está disfrutando de este proceso. Pensando en eso dijo que no, pero porque al dirigir está su mente en mil detalles que no le permiten un disfrute total.
Pero si hay algo de lo que disfruta plenamente, según confesó, es de ver “lo agradecidos que ellos están y cómo han crecido como personas, porque la idea este año fue no hablar del proyecto mirando hacia adelante sino mostrar los resultados, pues esto para mucha gente ha funcionado”, aseguró.
Al respecto, señaló que fue también la pandemia lo que lo puso mucho más “reflexivo”. “Más a la gente vieja como nosotros”, mencionó entre risas. El año pasado, al volver desde Paraguay a Buenos Aires, tuvo un colapso y estuvo cuatro días en coma. “Pensé, cuando reaccioné, que no sabía si iba a volver a verlos”, dijo sobre los chicos de la orquesta, a quienes expresó esto. “Eso te hace mirar para atrás porque no sabés cuánto tiempo podés volver a mirar para adelante”, reconoció el director de 74 años.
Escuela de vida
Este proyecto encarado con el nombre de “orquesta escuela” ha servido no solo para dar a los músicos un fogueo profesional, sino para formar personas, según la visión de Miguel Ángel Gilardi. “Es increíble la importancia cultural que representa la orquesta, es hermoso. Sí estoy disfrutando viendo esto con perspectiva. Sentís que algo tratamos de hacer y lo hicimos”, dijo.
Asimismo, resaltó el impacto de esta orquesta en la vida de quienes pasaron por los diferentes grupos, incluso si han seguido o no siendo músicos. Recordó cómo una violinista le contaba lo mucho que se emocionó al recibir, al inicio, su primer cheque. “Ella no podía creer que cobraba por tocar el violín y el sentir que eventualmente podría llegar a ganarse la vida por eso, además del orgullo de su madre de que tenía una profesional, aunque todavía no lo era”, rememoró con una sonrisa.
También destacó el trabajo de los profesores de instrumentos, pues en esta orquesta pre profesional se encamina a quienes ya saben ejecutar uno. En ese sentido, dijo que también este espacio forma “buenos profesionales para el futuro”.
Por ejemplo, contó que invitará a una abogada que hoy en día trabaja en la Corte Suprema pero que antes tocaba el violín. “Quiero demostrar que no todos van a ser músicos o tienen por qué serlo, pero son muy buenas personas y están agradecidos por la experiencia humana que les hemos dado. En el fondo lo importante es que sean buenas personas, que puedan hacer lo que quieran”, remarcó.
Además, hizo énfasis en cómo pasar por la orquesta es como estar en una empresa. Hace poco, contó, lo invitaron a participar de un congreso latinoamericano de marketing para hacer una exposición “porque una orquesta tiene el mismo tipo de organización que una empresa o un equipo de fútbol”, expresó Gilardi, quien en ese momento tenía además atrás a Marcelo Gallardo, ex director técnico de River, quien le dijo que la charla “fue casi igual” a la suya, por las similitudes del encare.
Un programa variado
Para celebrar los 20 años de esta historia, Gilardi detalló sobre el programa que presentarán hoy bajo su dirección y con la participación de los directores invitados: Ian Szarán y Ana Sofía Aguilera, con los solistas Pacita Diez Pérez (viola), José Miguel Echeverría (violín), Gabriel Graziani y Héctor Fretes (oboe), Renzo Soverina y Luana Gaona (corno).
“Me gusta mucho el programa porque se armó con distintas tendencias. Tenemos música de las misiones jesuíticas, el alto romanticismo de Dvorák, el clasicismo puro de Mozart y el modernismo de Bartok. Un espectro amplio de casi cinco siglos de música”, señaló.
En ese sentido, celebró la versatilidad de los artistas y que, además, habrá en la ocasión chicos que han pasado por diferentes épocas de la orquesta.
Capítulo Paraguay
“Si estoy vivo dentro de dos años cumpliré 50 años de mi primer concierto aquí, que es mi segundo hogar-país”, dijo Gilardi, remarcando la gran relación que lo une a Paraguay. Aunque todo empezó a escribirse incluso desde mucho antes, gracias a su padre.
“Mi padre era 60 años más grande que yo, murió cuando yo tenía 13. Una de las cosas que se me quedaron es que siempre me decía que Argentina tenía una gran deuda con el Paraguay. Él fue maestro de muchísimos músicos paraguayos que se fueron a vivir a Buenos Aires, no les cobraba. Se ve que yo que era muy chico absorbí eso”, reconoció.
En este trabajo de la Orquesta Juvenil, precisamente, nunca quiso cobrar. “Lo hice por vocación. Creo que eso ayuda a que lo mantengamos a flote, no hay intereses financieros. Mientras pueda voy a seguir viniendo por la alegría y el orgullo de que algo funcione”, dijo.
Asimismo, él ve con orgullo el hecho de poder asistir “a toda la evolución de la música aquí, y de la ciudad ni hablar”. “Hace 50 años existía más o menos la OSCA y la Orquesta de Cámara de Radio Cáritas, que fue el origen de la OCMA, pero era eso y nada más. Ahora es realmente impresionante el trabajo. Es hermoso ver lo que ha crecido todo y lo que significa dar oportunidad a la gente que quiere ser músico”, expresó.
Recordó su charla con José Miguel y Pacita, quienes le hicieron dar cuenta lo lindo de estar “agradecido de que uno pudiera hacer algo por tanta gente”. “Este es definitivamente un aniversario especial y ojalá que esto siga. Lo lindo sería que cuando yo no esté se haga normal continuar”, pensó.
Agradecido porque siempre fue muy bien recibido, Gilardi invitó a la gente a este concierto a compartir y disfrutar junto con él y los músicos. “No puedo vivir sin esto”, dijo el director quien ya está jubilado, pero no puede separarse de la música. “Nadie se jubila de la música, a lo sumo trabajas gratis y vivís de tu jubilación, pero esto me da vida y energía a mí que tengo 74 años. Hago lo que me gusta”, dijo con una sonrisa de oreja a oreja, aunque señaló que le suelen decir que sonríe muy poco. Pero en esta entrevista no dejó de sonreír al recordar el hermoso camino que construyó con Paraguay.