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Hace 17 años lanzó “Un beso en la nariz”, una canción que se “volvió viral” al compartirse el archivo de forma masiva a través del correo electrónico. Twitter recién existía y aún ni había rastros de Instagram ni TikTok. Lo de Adrián fue una cadena de acontecimientos inesperados. Al día de hoy ya cosecha cuatro álbumes, numerosos sencillos, un documental y miles de millas recorridas por el mundo gracias a su música.
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Para él, lo importante para no perder el norte, es reconocer qué necesidades de expresión tiene un artista y si estas vibran al unísono con su búsqueda. En esa línea de pensamiento nació “Respirar bajo el agua”, su cuarto álbum de estudio que contiene siete canciones y colaboraciones con Ainda, El Plan de la Mariposa, Noelia Recalde y Elena Roger. Esta vez, sumó a su clásica guitarra criolla nuevos sonidos, texturas y colores.
Si bien Adrián es oriundo de Buenos Aires, desde hace varios años vive en las Sierras de Córdoba, reafirmando su vínculo con la naturaleza, algo que se plasmó en anteriores trabajos. Pero esta vez, admite que estando allí le salió naturalmente escribirle a la gran ciudad. “Eso me hace pensar mucho en que uno, en general, siempre le escribe a lo que no tiene, hay algo en alejarse que hace ver todo con otros ojos, con otra perspectiva. Creo que es un disco bastante urbano en ese sentido. Aparecen más imágenes de la ciudad que de la montaña”, explicó en conversación con ABC Color.
Edificios gigantes, conexión virtual, miedos, buscar frenar y más temáticas aborda Adrián en este álbum con el que sigue plasmando cosas que salen desde lo más profundo de su sentir. “Antenas en la ciudad”, por ejemplo, afirma: “Hay tantas antenas en la ciudad para tan poca comunicación”, pensando un poco en los hipervínculos pero en lo poco que nos vemos cara a cara.
“Es como la paradoja de la época”, dice al respecto. Esa canción, confesó, la escribió después de pelearse con un amigo “por primera vez por WhatsApp”. Cuando se vieron de frente se dieron cuenta que no estaban peleados. “Hay una cuestión como de aprender a convivir con eso”, dice sobre los aparatos, afirmando que los excesos no están bien. “Hay algo que es natural y lógico que avance, cuestiones de la tecnología que me parecen bien, pero es como una especie de revisión, algo que está bueno no está mejor porque haya mucho de eso, como algo de las medidas”, pensó.
Eso lo relaciona a la idea que subraya no solo ahora si no en sus anteriores trabajos, de frenar y tomar perspectiva para poder respirar. “La imagen de frenar me acompaña desde hace muchos años por lo menos en mi imaginario. Para mí es no pasarse de rosca y eso tiende a pasar mucho con las cosas que a uno le gusta, lo que te entusiasma o emociona. En ese sentido hay como una búsqueda de un equilibrio personal, porque nadie puede decir al otro la medida de las cosas o qué está bien, qué está mal”, reflexionó.
Respirar bajo el agua
“La idea de respirar bajo el agua me gusta porque es como un imposible en algún punto, pero al mismo tiempo es como una sensación de perderle el miedo a ahogarse, básicamente. Como de poder convivir con eso”, mencionó en otro apartado, a la hora de hablar de los miedos.
En ese sentido recordó un documental sobre la cantante norteamericana Nina Simone, donde ella afirmaba que “la libertad es no tener miedo”. “Eso me parece hermoso, porque de alguna forma la búsqueda de la libertad está presente en las canciones, es de las búsquedas más zarpadas que tiene el ser humano y el miedo atenta contra eso, el miedo a todo, pero quizás al rechazo sería el miedo más grande que tenemos todos los seres humanos. Cuando uno pierde ese miedo siento que gana mucha libertad y expansión, ahí arranca un camino que está buenísimo”, señaló.
Al respecto, dejó de lado el miedo a probar nuevos senderos sonoros, ante la curiosidad de ver cómo nuevos elementos dialogaban con su propuesta esencial de la canción como género. “Toda la música tiene elementos interesantes, entonces cómo uno utilizaría ese elemento o tomar elementos de otros lados y que dialoguen con lo que uno hace me parece siempre interesante. Encontrar eso me parece que es un ejercicio muy hermoso y yo tenía ganas de ampliar esa búsqueda”, puntualizó.
Acerca de las colaboraciones dijo que, al igual que la exploración con la instrumentación, fue también “un poco buscado”. “Grabar un disco es como hacer una fiesta e invitar a gente con quien vos tenés ganas de compartir y eso me gusta mucho. Ahí aparecen amigos, colegas, gente que uno quiere y admira”, planteó.
Nombró, por ejemplo, a la banda argentina de rock latino y psicodélico El Plan de la Mariposa, que se sumó a esta aventura en la canción “Lluvia en el salón”. Adrián explicó que la música de este grupo, “que tiene un universo más rockero en su estética”, le “encanta”, como así también el rock en otros proyectos, por más que su búsqueda personal no esté dentro de este género. “Nos hermanan las canciones”, consideró.
Además, detalló también sobre algo que para él es un ejercicio, de escribir canciones pensando en otros, sacándose a él mismo del foco protagonista.
“En todas las canciones que empiezo a escribir pienso en quién la podría cantar, no importa si la invito o no, pero la idea de escribir para otro es liberadora también. A la hora de escribir es un punto de partida diferente decir que todo es para vos y todo lo vas a cantar vos, es como otro flash. Entonces en ese sentido esas colaboraciones aparecieron de alguna forma al momento de escribir la canción o de grabar”, profundizó.
Abrir nuevas ventanas
Pero sumar estas nuevas miradas musicales, cantar con artistas de otros estilos y de ejercitarse componiendo pensando en otras voces, para Adrián no tiene que ver con romper moldes ni con salir de una zona de confort, ya que lo que él busca es construir, justamente, desde donde se siente cómodo para ver hacia dónde puede ir.
“A veces se la sobrevalora un poco a la idea de correrse del lugar de comodidad, me parece que construir desde ahí y ampliar nuevos lugares y tener un lugar a donde volver está buenísimo. Me parece interesante abrir nuevas ventanas sin que haga falta cerrar las anteriores, para mí. Así es como yo lo vivo”, pensó.
Por eso para él es esencial ver “de qué manera dialogan esas nuevas ventanas”. “Decir: ‘yo ya no soy esto’ es mentira, porque vos sos lo que fuiste también, entonces de alguna manera podés hacer otras cosas, pero negar lo que uno fue me parece medio forzado, en mi opinión. Fuiste eso y ahora sos también otras cosas, o sos más de lo otro. Pero la idea de que convivan esas cosas me gusta, siento que este disco es como una continuación del disco anterior porque no es ni la repetición del anterior, porque siento que es distinto, pero tampoco es el quiebre total de lo anterior, es como una variación, una mutación, es como la continuación, como algo que va desembocando en otra cosa. En ese sentido me gusta porque lo siento cercano a la esencia pero distinto”, evaluó.
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Atento a la sorpresa
También los procesos son siempre diferentes para Berra, quien todo el tiempo está “con una guitarra y un bloc de notas encima”. De hecho, según contó en redes sociales, la canción “Impulso” nació en cuanto a letra en Paraguay y la música en Chile.
“Me gusta la idea de que quizás no soy tan metódico para hacer las cosas, no es que yo ya sé cómo se hace algo, es como que tengo el impulso y la necesidad de hacer algo y me gusta hacerlo con las herramientas que van apareciendo, vivir canciones en instrumentos que no son la guitarra pero después terminan en ella. A veces quiero lograr la melodía en un acordeón y no lo sé tocar, por eso me gusta, porque busco algo similar desde un lugar distinto. Me gusta nutrirme de nuevos elementos para hacerlos propios”, refirió.
Además, consideró que parte de estos procesos son también el buscar claridad en medio de una vorágine de ideas constantes, donde somos bombardeados por información desde internet o, en su caso, por las pautas que dicta una industria musical en constante movimiento.
“Pienso en eso y por momentos lo padezco, porque me lleno de dudas, es como un diálogo todo el tiempo. Hay veces que uno ni siquiera sabe lo que quiere y te invade tanto la duda. Cuando estás en un momento de claridad está buenísimo porque decís: ‘que los demás hagan lo que quieran’, pero hay momentos que ya ni vos sabés lo que necesitas, porque con tanta data dando vueltas, capaz vos también querés dialogar con una experiencia nueva pero al mismo tiempo decís: ‘¿yo quiero eso o pienso que quiero?’ En ese sentido las redes nos confunden un montón porque uno siempre ve las realidades de los demás”, confesó.
Acerca de ello, dijo que uno puede creer que quiere atravesar otras experiencias sin saber si realmente lo quiere o necesita. “Me parece que lo importante es estar conectado con lo que uno necesita y obvio que tengo momentos en que estoy lleno de dudas. Pero también hay algo que me marca un poco el camino y eso es el disfrute, que está como en esencia bastante vivo. Cuando me doy cuenta que hace un tiempo no estoy disfrutando algo, me doy cuenta que no es por ahí porque es algo que no voy a poder sostener. Eso no significa que uno no haga sacrificios ni esfuerzos, sino que el norte no es lo que vos querés. Pero a veces uno no sabe hasta que pasa por ciertas circunstancias. También la vida es probar”, reconoció.
Mutando la piel
“Me parece que es un Adrián que está cambiando de etapa”, dijo a la hora de pensar en cómo es la persona que está habitando estas nuevas canciones. “Es una etapa de crecimiento, de elegir un poco más las cosas como uno quiere, quizás tengo más registro de lo que me hace bien o lo que me hace mal. A veces me pierdo, pero hay como una mirada de observación bastante más crítica, más grande, en relación a lo que quiero y cómo lo quiero”.
Esa seguridad, añadió, le marca el camino, aunque igual a veces hay cosas que logra y cosas que no. Pero para él lo único que se puede hacer es fijar un sendero. “Para que se den resultados hay muchos factores. Muchos tienen que ver con el azar, la suerte, los privilegios, el trabajo y el esfuerzo, pero ahora hice el disco que quise y eso es lo que más me gusta”, se sinceró.
Si bien está presentando estas canciones en algunos lugares con una banda, a Paraguay llegará en formato dúo junto a su “socio y compadre” Tomás Sanguinetti. “Para mí es especial este concierto porque me propuse una búsqueda nueva, de reducir ciertas energías o elementos del disco en un formato de dúo. Así cada concierto es distinto, porque no es lo mismo tocar en un lugar que otro y en diferentes formatos, me gusta que tampoco sea fijo”, dijo sobre la posibilidad de presentar algo “un poco más crudo, en el sentido de las canciones”.
“Estoy muy contento de volver a Asunción”, dijo recordando sus dos últimas presentaciones aquí en los años 2019 y 2021. “Fue un subidón de energía con la gente, muy hermoso. Les invito a que vengan a encontrarse con las canciones, es un espacio lindo para poder cantar y compartir, para nada solemne ni nada. La compartida es lo más importante a través de la música, un puente entre el escenario y la gente”, cerró.