"No había pensado en ello de esa manera, pero sí, soy una mujer y ganar sería algo positivo si eso inspira a otras mujeres a comprender su poder", ha afirmado a EFE en una entrevista celebrada a poco más de 48 horas de la final que se celebrará en Liverpool (Reino Unido).
Su victoria, la séptima para Suecia, supondría que este país empatara con Irlanda como la principal potencia de Eurovisión, pero también que igualara el registro que el irlandés Johnny Logan alcanzó hace unos 40 años como el único artista con dos trofeos.
Lorine Zineb Nora Talhaoui (Estocolmo, 1983) ya hizo historia cuando alzó el micrófono de cristal en 2012 con "Euphoria", un tema que logró trascender al imaginario popular más allá de los límites del festival y que contó con una puesta en escena icónica. ¿Por qué arriesgar ese capital con una nueva incursión?
"En la vida me guío por la energía positiva y pasaron una serie de cosas en mi vida que me llevaron a tomar la decisión, como que apareciera una gran canción, aunque entonces yo no pensaba para nada ni en el Melodifestivalen ni en Eurovisión. Alguien me lo propuso entonces y mi reacción fue: '¿¿Cómo??'. Pero me di cuenta de que sentía una energía positiva si me dejaba llevar por la idea", rememora.
De "Tattoo", el tema al que alude, le enamoró "la espiritualidad de su estructura". "Empieza desde un lugar muy suave y va creciendo y creciendo hasta que estalla en el estribillo. Esa es mi forma de cantar y sentir la música, como en 'Euphoria'", señala.
Sobre los parecidos con "The Winner Takes It All" de ABBA o "Flying Free" de Pont Aeri, descarta toda intención preconcebida. "Cuando llegó era solo una demo, pero era una melodía viva y cuando entramos al estudio, lo hicimos sin plan alguno. Solo una vez terminada nos señalaron las similitudes, pero entonces pensamos que si las cosas pasan es por algo", argumenta.
Desde su elección en la preselección sueca, el famoso Melodifestivalen, Loreen se ha mantenido inamovible como la gran favorita de las casas de apuestas, algo que no le quita el sueño ni la atención, asegura.
"No pienso mucho en esa presión. Mi disciplina la aprendí de mi madre, de mi abuela y de mi bisabuela. Pienso que cada persona tiene un propósito en la vida y que el mío es regalarle esta música a la gente. Veo felicidad cuando estoy en un escenario y ese es mi único foco. No quiero que nada más me distraiga", afirma con una gran sonrisa esta artista de raíces bereberes.
Al Melodifestivalen presentó una espectacular puesta en escena con una gigantesca doble plancha -o "sandwich" como se la conoce-, pero las peculiaridades del Liverpool Arena, sede del festival, impedían trasladarla tal cual, por lo que se redujo sustancialmente su tamaño. "Al final eso no cambia la narrativa, que es lo más importante", argumenta.
Loreen inicia su actuación tumbada entre ambas placas sumida por un desgarro sentimental, pero acaba erguida como un Atlas obstinado capaz de levantar todo el peso del mundo y se revela luego como una especia de hechicera de larguísimas uñas y tatuajes de henna que se hace dueña de la tormenta.
"Hay muchos símbolos en la actuación y ese es uno. Para mí la vulnerabilidad es la clave y ser capaz de mostrarla te hace en realidad a prueba de balas", conviene.
Ese mismo proceso desde la fragilidad al empoderamiento lo aprecia también en la actuación de la candidata española, Blanca Paloma, y su "ancestral forma de cantar, tan bella y poderosa". "Cada vez que ella actúa, yo pido silencio y, si ella quisiera, por supuesto que cantaría con ella", dice, antes de anunciar que este mismo año habrá "nueva música" por su parte.