El viaje sanador de Mateo Fretes

“Algo parecido al jazz” es el álbum debut del músico paraguayo Mateo Fretes, quien desde su habitación creó sonidos en busca de transmitir sanación, bienestar y paz. “Busco expresar que cualquiera puede sanar y levantarse”, afirmó el artista quien para este trabajo contó con colaboraciones de Marcelo Ortigoza, Nicolás Cañete, Víctor Álvarez, Abraham Ávalos, Luis González, Carlos Centurión y DOMi.

Portada del álbum “Algo parecido al jazz”, disponible en plataformas digitales.
Portada del álbum “Algo parecido al jazz”, disponible en plataformas digitales.Gentileza

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El álbum nació entre cuatro paredes, siendo ese el lugar para que Mateo se sumerja en la música y plasme todo lo que recogió previamente. Su viaje inicia en 2019 cuando, estando en un bar de Buenos Aires, escuchó unas canciones de la cantante estadounidense de neosoul Erykah Badu y del grupo de hip hop estadounidense A Tribe Called Quest.

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“Me quedé con la boca abierta”, recordó Fretes sobre el preciso instante en que estas melodías llegaron a él por primera vez. Allí se acercó al pianista que estaba presentando estas obras en forma de versiones, Tomás Velázquez, quien lo introdujo a todo este mundo y le hizo conocer más nombres como Robert Glasper, Alfa Mist, Tade Fonk o J Dilla, cuyas influencias están plasmadas en el álbum.

“Tomás es mi sensei principal. Me enseñó cosas mucho más allá de la musica y a verla de una manera más simple, una academia estricta y bien humana. Esos fueron mis primeros pasos hasta lo que hoy en día es el disco”, explicó.

Así nació “Algo parecido al jazz” con diez obras compuestas por Mateo y algunas en colaboración con los músicos nacionales mencionados al principio. Fretes profundizó en que este trabajo se trata de “un viaje musical” compuesto por él y sus colegas, enfocándose en el jazz pero siendo, a la vez, “una propuesta distinta” ya que este género dialoga con ritmos como drum and bass, funk, hip hop y R&B.

Persiguiendo sueños

“Siempre mi deseo fue poder colaborar con los artistas que se encuentran en el disco, tener el conocimiento y lenguaje para poder concretar algo y poder sacar música. Son muchos pasos más que solo juntarse a hacer música y me gustaría en el futuro poder hacer alguna colaboración con mis ídolos, lo siento cerca”, dijo el artista quien no tiene reparos a la hora de soñar en grande.

En este caminar, que también es un viaje de aprendizajes para él, profundiza en lo que la música representa tanto para su vida como en general.

“Como lenguaje primitivo, la música es fundamental para todas nuestras etapas de evolución. Siempre la música fue un lenguaje, energía y una manera de expresarse. Cada vez aparecen y desaparecen géneros o etiquetas musicales expresando la manifestación de cambios culturales y energéticos a través del tiempo, así nacen colaboraciones impresionantes entre distintos géneros”, observó, planteando que eso es “clave para que la música no tenga límites y siempre se expanda, haciendo así vínculos impresionantes”.

Sintiendo la paz

Mateo reconoció que sí hay una búsqueda específica con este trabajo, al que calificó de “ultra sensorial”, y es que cada canción se sostiene en que “armónicamente está preparada para hacerte sentir algo”. Dijo que “hay sonidos sanadores y canciones de victorias de guerras internas, así busco expresar que cualquiera puede sanar y levantarse”.

También quiere dejar en claro que “existen las segundas oportunidades y de los malos momentos aparecen grandes cosas”. Él afirmó que la música fue su “única confidencia por unos años” por lo que le ayudó mucho a mantener la calma y poder expresarse lo de adentro.

“Me llena el alma, creo que es algo que cualquiera puede hacer”, señaló, para añadir que una gran inspiración encuentra también en la música de la comunidad afrodescendiente, “donde ellos expresan su sonido contra el odio y el racismo, promulgando la paz y el perdón”.

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