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Marco Antonio Solís no deja nada librado al azar en sus conciertos y lo repitió anoche en La Nueva Olla. Casi cada movimiento es parte de una coreografía, la que varias veces comparte con sus bailarinas arriba del escenario, la que hace que entre su set de percusión para entregar notables solos en los tramos más movidos del show. Pero por sobre todo, disfruta.
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Con una decena de músicos en el escenario, una propuesta visual que remite a esos grandes shows nocturnos de Las Vegas y un conjunto de bailarinas, Marco Antonio Solís hizo cantar, bailar, reír y llorar a unas 30.000 personas en su reencuentro con el público paraguayo. El concierto que transitó por varios estilos musicales, así como la introducción instrumental que repasó varios de sus clásicos al inicio del show.
Vestido con un pantalón blanco y una chaqueta plateada, Solís salió al escenario interpretando “No puedo olvidarla”. Vamos a ver cómo andan de memoria y de garganta, expresó después. Y así trajo a escena un clásico de Los Bukis, “Y ahora te vas”, en medio del delirio del público.
El ritmo tropical y los colores recubrieron el escenario con “Tu me vuelves loco”, que incluyó un solo de Marco Antonio Solís en la percusión; y “Dime dónde y cuando”. Rápidamente, el espíritu cambió con la balada “Invéntame”.
Agradeciendo que “en tiempos de tanta rapidez” se brinde un espacio al romanticismo, el cantante siguió con el show recordando lo perfeccionista que era en su juventud, descartando un montón de canciones que había escrito. Pero la que se salvó de ese destino fue “Antes de que te vayas”, que fue fuertemente coreada por el público.
Con un tequila invitó a brindar “por la salud, el amor y el presente”, para dar paso a otra balada y luego poner a bailar al público con “Morenita”, trayendo el espíritu de la música tradicional mexicana. “Tu hombre perfecto” llegó como “defensa a los caballeros”, para luego dar paso a la célebre ranchera “La venia bendita”.
Durante dos horas y media, casi sin pausas, Marco Antonio Solís repasó varios clásicos de su carrera como “O me voy o te vas”, “Tu cárcel”, “¿A dónde vamos a parar?”, que llegó acompañada con imágenes de la pandemia. También interpretó la bachata “El perdedor”, que grabó junto a Enrique Iglesias, con un toque gospel con sus coristas.
El público también coreó canciones como “Mi eterno amor secreto”, “Si no te hubieras ido” y “¿Dónde estará mi primavera?”, que tuvo unos arreglos con toques de tango. Marco Antonio Solís salió a escena con sus bailarinas y junto a su orquesta interpretó la movida “Más que tu amigo”, con papel picado, globos gigantes rebotando en el sector VIP y despidiéndose del público.
Con aplausos, la gente pidió más y se quedó esperando “Navidad sin ti”. Pero los fuegos artificiales empezaron a alumbrar el estadio y las luces se encendieron rápidamente, dando a entender de que ya todo había terminado.
La apertura del concierto estuvo a cargo del grupo nacional Los Ojeda, que animó al público con conocidas polcas y también temas propios como “La mujer número uno” y “Tiritas del corazón”.
Los Rancheros, que prácticamente juega de local en nuestro país, armó un karaoke gigante con el público coreando éxitos de sus treinta años de carrera como “Será”, “Sin solución”, “Mujer” y “El Che y los Rolling Stones”.
Graderías desbordadas y un sonido que podría mejorar
Un aspecto negativo de la organización tuvo que ver con el desborde del sector de Graderías, donde notablemente ingresó más público de la capacidad permitida. La gente quedó en las escaleras o parada frente al vallado tratando de dar un poco más de lugar, en un espacio donde estaban varias señoras mayores, mientras que en la parte trasera del VIP cientos de sillas quedaron vacías.
Si bien el sonido fue de muy buena calidad, la amplificación hacia el sector de Norte fue insuficiente ya que era casi imposible entender a Solís cuando hablaba y apreciar los detalles de cada canción. Un aspecto que podría mejorar para futuros conciertos en dicho estadio.