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Iván Noble recordó que fueron muy pocas las veces que, en sus casi treinta años de carrera, vino a actuar a Paraguay. Así también son muy pocos frecuentes los conciertos de rock acústicos en una sala de teatro como la del Hotel Guaraní, que el viernes recibió al ex vocalista de Caballeros de la Quema.
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“Un minuto antes de dejar de quererte” marcó el inicio de este recital, con Iván Noble cantando y ejecutando una guitarra acústica, acompañado por el tecladista correntino Rubén Casco. En medio de los aplausos, Noble le dio la bienvenida al público y enumeró las razones que lo llevaron a ser músico.
“Lo bueno es que puedo tomar mientras trabajo”, expresó agarrando una copa de vino. También afirmó que esta presentación era “casi un debut” por las pocas veces que actuó en Paraguay y expresó su anhelo de que sea “el principio de una larga amistad”.
Baladas rockeras de su carrera como solista se pudieron escuchar en el primer tramo del show, con canciones como “Perdido por perdido” y “Como el cangrejo”, a la que describió como una historia de amor que termina pésimo.
Iván Noble también reflexionó sobre el paso del tiempo y la cercanía de las bodas de plata de “La paciencia de la araña”, el disco más exitoso de Caballeros de la Quema, que celebrarán el próximo año con un show en Buenos Aires. Así dio paso a “Otro jueves cobarde”, una de las canciones de la banda que se convirtió en una de las más reconocidas del rock argentino a fines de los ‘90.
El cantante recordó la incertidumbre generada por la pandemia, así como la esperanza de salir mejores personas de esta experiencia y las canciones que pudo componer en ese tiempo. Solamente acompañado por el teclado cantó “¿Quién no es una bomba de tiempo?”, sumándole un melódico silbido al final.
El público acompañó con las palmas a una de las canciones más enérgicas de la noche, “La chica que nadie saca a bailar”; para luego escuchar la voz de Noble solamente acompañada por el teclado en la romántica “Solo un motivo”.
Amores, covers y el toque familiar de Iván Noble
Durante las casi una hora y media de show, Iván Noble afirmó que muchas de sus canciones hablan de amores y que estos en su mayoría terminan. También sostuvo que se van apagando poco a poco como los reflectores del escenario, marcando la introducción a “Me apagas”, con las luces iluminando tenuemente su interpretación.
El recital también tuvo lugar para dos covers. El primero, un homenaje a Luis Alberto Spinetta con “Seguir viviendo sin tu amor”; y el segundo fue “Moscas en la casa”, una canción de Shakira que, según recordó Noble, estaba en un disco que sonaba constantemente en la casa de su ex esposa Julieta Ortega.
Otro de los momentos destacados fue cuando, entre risas, invitó al público a imaginarse que Rubén era Rosario Ortega, con quien grabó originalmente “No te molestes en quererme”; para luego recordar a su hijo Benito, de 17 años, con la canción “Bienbenito”.
Antes de cantar esta balada, recordó que su hijo tuvo tres abuelas, sus dos abuelas biológica y una mujer paraguaya que retornó a nuestro país hace varios años. Fue así que “Lelu” se levantó en medio de la platea, entre los aplausos del público y tirando besos hacia el escenario, en un momento marcado por la emoción.
Las canciones de Iván Noble mantienen casi una misma estructura rítmica y gran parte de su riqueza está en las letras. Su voz suena clara y se ajusta muy bien a su estilo musical. El piano le dió un toque especial a las interpretaciones, con arreglos muy precisos.
Hacia el final llegaron “Sapo de otro pozo” y “Olivia”, que el público acompañó cantando tímidamente. Así como la infaltable “Avanti Morocha”, para la cual Iván Noble invitó al público a acercarse al escenario y cantar intensamente como si fuera una peña entre amigos, para cerrar un show de palpable complicidad entre el artista y la platea.