Las 15.700 personas congregadas en el Wizink Center, el aforo completo, ha recibido al quinteto estadounidense en su octava visita en gira con un fervor que, aunque mitigado respecto a aquella primera incursión en 1997 en pleno "fenómeno fan", sigue siendo digno de destacar.
Así fue igualmente en sus incursiones previas en la capital española en 2014 en el Palacio Vistalegre y en 2019 en este recinto, al que trajeron este mismo espectáculo que presenta su último disco en el mercado hasta la fecha, "DNA" (2019), lo que no ha frenado a su público de repetir y agotar entradas en 24 horas tanto aquí como en su concierto de Barcelona de este próximo jueves.
Los chicos de la calle de atrás se han instalado en la memoria emocional de miles de madrileños (madrileñas sobre todo), de la misma manera que el sonido de las producciones del sueco Max Martin para sus canciones marcaron la pauta musical de toda una década.
Después sus álbumes dejaron de tener pegada, especialmente a partir de "Unbreakable" (2007) y de la salida de Kevin Richardson de la formación, a la que terminó volviendo hace ya una década. La dinámica comercial, no obstante, nunca volvió a ser la misma, al menos en el apartado discográfico.
Backstreet Boys no han dejado sin embargo de lanzar trabajos (el siguiente, de temática navideña, verá la luz la próxima semana), pero por ese lugar de privilegio que proporciona la nostalgia, sus últimas giras -y esta no es una excepción- funcionan por sus grandes éxitos.
Poco importa que "DNA" sea el álbum que más exprimen en este repertorio y que ellos repitan el título una y otra vez, porque no dejan de sonar entre medias los "Show Me The Meaning of Being Lonely", "Shape of My Heart" y "Backstreet's Back" que hacen vibrar al respetable, especialmente en la segunda parte de las dos horas de concierto.
Muy puntuales a la cita de las 9 de la noche, Nick Carter, Brian Littrell, Howie Dorough, Kevin Richardson y AJ McLean se han plantado en un gran escenario parapetado por arcos de luces y mucha tarima en varios niveles para dar rienda suelta a sus famosas coreografías en ausencia de una banda que arrope en directo las canciones.
"¡Hola, Madrid! Sin todos vosotros acompañándonos durante este tiempo Backstreet Boys no serían lo que son", ha agradecido Littrell en sus primeras palabras al público, un mensaje que han subrayado una y otra vez cuando están a punto de cumplir 30 años juntos.
El repertorio arranca con temas antiguos pero poco manidos como "I Wanna Be With You" y circula a velocidad fulgurante por extractos de otros cortes, muchos de ellos del citado "DNA", antes de hacer estallar a los congregados con el primer gran "hit" de la noche, "Get Down (You're The One For Me)", y, pocos después, con las baladas "Show Me The Meaning Of Being Lonely" e "Incomplete".
Es en esas armonías tan enfatizadas, como lo son sus gestos o grandilocuentes las proyecciones de las pantallas (un río que mana de un volcán mientras en el horizonte se produce un eclipse) cuando más inevitable se hace la sensación de parodia, como si el concierto fuese parte del metraje de "Zoolander". Pero los asistentes quieren jugar y se sumergen de lleno en esas aguas.
Porque en un mundo en el que a las artistas femeninas se les exige cantar, bailar y varios cambios de vestuario en un concierto, no está mal que algunos de sus compañeros masculinos intenten ofrecer el mismo esfuerzo y además se rían de sí mismos... ¿Porque es autoparodia, no?
Por otro lado, no se puede negar que la cosa se pone interesante cuando abordan un tema como "Drowning" que los acerca musicalmente a las "boy bands" vocales originales como Temptations o cuando dejan de lado la uniformidad coreográfica y la impostura y aparecen más relajados.
Esa premisa pronaturalidad salta por los aires cuando, después de hacerle un guiño al público madrileño con "I'll Never Break Your Heart" en castellano, entran en el tramo final y abordan "Backstreet's Back", imprescindible testimonio de toda una época, aunque en esta gira suene en una versión futurista que no le sienta nada mal.
Es sin duda el clímax de la velada y ahí es hasta exigible que vuelvan los gestos arrobados y una coreografía que es tan icónica como las notas del tema, que da paso a otros éxitos como "The One" o "I Want It That Way", antes de un remate que que, como en una declaración de intenciones, suscriben con "Larger Than Life" (más longevos que la vida).