Nacido en 1941, vive entre España y Miami (EEUU) y se desplazará a Las Vegas para recoger este galardón el próximo 16 de noviembre, que recibirá con gran emoción para rematar una carrera en la que ha hecho prácticamente de todo, según contó en declaraciones a EFE.
Comenzó en la década de los años 60 como guitarrista de Los Sonor, conjunto que dejó en 1965 para fundar, junto al productor Alain Milhaud, una de las bandas de pop más populares de España en aquella época, Los Bravos.
Compuso ocho de las diez canciones de su primer álbum, "Black is black", entre las que se encuentran "La moto" o "Los chicos con las chicas".
También supo ver el potencial del que sería el líder del grupo, Mike Kennedy, al que conoció en una de sus actuaciones, y luego halló en un cajón perdido con cincuenta casetes una maqueta de la canción "Black is black", que nadie había querido grabar y acabó convertida en un gran éxito internacional.
También trabajó de productor y consultor de industrias audiovisuales en EEUU e Iberoamérica, en cargos de gran responsabilidad como presidente de CBS y Sony Music en España, y de Polygram para América Latina, que después pasó a llamarse Universal, con la que posteriormente se negó a renovar contrato.
"No quise renovar porque las compañías no estaban poniéndose las pilas a la hora de solucionar algo que se venía encima como era el impacto de lo digital", explicó el productor.
Su último vínculo con la industria de la música fue con motivo de la creación de la Fundación Latin Grammys para ayudar en las carreras de estudiantes talentosos de música latina, a cuyo frente estuvo siete años, hasta 2021.
Para él fue fantástico trabajar con superestrellas como Julio Iglesias, Rafaella Carrá, Umberto Tozzi, Roberto Carlos, Miguel Bosé, Juanes o Leonard Cohen, del que guarda un especial recuerdo.
Y recuerda que asistió en Washington a la marcha de los derechos civiles convocada por Martin Luther King el 28 agosto de 1963.
Fue una experiencia que lo marcó tanto que una de las primeras canciones que aquella noche, pues no pudo dormir, se tituló precisamente "Ayer tuve un sueño", en alusión al discurso "I have a dream" de King.
Está feliz con toda su trayectoria y siente un poco que es el momento de echarse a un lado: "Lo que viene ahora no es que sea muy diferente, es distinto. A mí no me gusta el reguetón pero, evidentemente, si siguiera trabajando en una multinacional lo vendería porque es lo que pide el mercado”.