La OSIC y el gozo de compartir alrededor de la música

Un concierto para la celebración de la música sin fronteras fue el ofrecido el pasado jueves 14 por la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional (OSIC) en el Teatro Municipal donde, bajo la dirección de Diego Sánchez Haase, presentó la faceta de amante de la naturaleza de Beethoven y, por otro lado, dejó brillar al venezolano José Luis Velasco con el romántico concierto para contrabajo de Koussevitzky.

José Luis Velasco, Diego Sánchez Haase y algunos miembros de la OSIC, en una postal del concierto del jueves.
José Luis Velasco, Diego Sánchez Haase y algunos miembros de la OSIC, en una postal del concierto del jueves.Rubén Vistoso

Cargando...

La gala se inició así con el Concierto para contrabajo y orquesta Op. 3, del ruso Serge Koussevitzky, que se constituye en todo un desafío para quien aborda la voz solista. Esta pieza romántica expone melodías profundas en extensas frases y, a la vez, plantea dificultades técnicas que exigen del solista virtuosismo y exactitud.

Lea más: El tenor Plácido Domingo cantará en Paraguay

Todo eso está ligado, claramente, a un componente emocional necesario para lograr conmover. Velasco, contrabajista y docente venezolano radicado en nuestro país, supo entregar todos esos requerimientos técnicos en completa armonía con los sentimientos que evoca esta obra, fusionado en belleza con una orquesta que sonó imponente.

Con mucha pasión y sensibilidad, José Luis hizo cantar a su contrabajo a través de excelentes fraseos, demostrando tener una técnica precisa y una musicalidad que conquista. Abrazado a su instrumento, se llevó lo mejor del público: los aplausos y gritos de “¡bravo!” que se multiplicaron por toda la platea.

También, un punto álgido y sumamente emotivo fue la invitación que hizo Velasco a dos compatriotas suyos: Antonio Myers en cuatro venezolano y el percusionista Francisco Sánchez, para dar un viaje por la música de su país. Este trío encendido nos recordó el poder de la música, que nos atraviesa para hacernos iguales en un gran territorio sin límites geográficos.

José Luis Velasco y sus invitados de lujo para una sección bien venezolana. Fotografía de Rubén Vistoso.
José Luis Velasco y sus invitados de lujo para una sección bien venezolana. Fotografía de Rubén Vistoso.

La naturaleza es música

La segunda y última parte del concierto tuvo como protagonista a la Sinfonía Nº 6, en fa mayor, Op. 68 “Pastoral”, de Ludwig van Beethoven. Formada por cinco movimientos, en esta obra el compositor alemán expresa su amor por la naturaleza y la vida de campo.

Lea más: Películas y series para maratonear en este fin de semana de frío

Esta propuesta es desarrollada y plasmada en cada título de cada movimiento, al “explicar” de qué trata cada parte pero invitando al oyente a formar sus propias imágenes gracias a lo que pudieran despertar los sonidos.

“Despertar de alegres sentimientos al llegar al campo”, “Escena junto al arroyo”, “Alegre reunión de campesinos”, “Tormenta” y el “Himno de los pastores. Alegría y agradecimiento luego de la tormenta” son los paisajes sonoros que nos pinta Beethoven en su lienzo pentagramado, pero que requieren de una escucha involucrada, ya que ejercitando la introspección es cuando esta obra impacta.

La OSIC en pleno desarrollo de un concierto lleno de riqueza.
La OSIC en pleno desarrollo de un concierto lleno de riqueza.

Beethoven, cuidador y amante de la naturaleza y lo que ella provee, de esa vida tranquila y apacible, expresa también lo celebrado en este ritual llamado concierto: la gratitud por lo que tenemos, el privilegio de compartir con el otro, abrazando a esa música que es tan parte de la naturaleza como todo lo que nos rodea.

El público, que llenó el Teatro Municipal, premió con largos aplausos a la orquesta que se lució con su soltura y un sonido grandioso, armónico y pulcro, en consonancia con la alegría de converger alrededor del arte.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...