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La gente se dio cita de forma masiva hasta el Teatro Municipal, ya que no solo hubo gente parada adentro del recinto teatral, sino que se habilitaron sillas en el hall del teatro y mucha gente siguió el concierto desde ahí mientras las notas salían volando hacia afuera.
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Así, esta multitud que ya estaba formando fila cerca de las 19:30, disfrutó y celebró un concierto “italianísimo” y en donde la OSCA se lució. En una primera parte sonaron piezas delicadas y conmovedoras, como la Suite 1 de las Antiguas Danzas para Laud, de Ottorino Respighi, y el brillante Concierto para violín y orquesta, de Pietro Nardini.
En esta segunda obra se presentó como solista de violín Rubén Darío Jara, músico de larga trayectoria y quien se destaca en varias orquestas y grupos de cámara nacionales. El artista y la orquesta interpretaron la pieza con una energía que parecía alimentarse de la de un público encendido que despidió esta primera parte con efusivos aplausos.
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Luego llegaron obras como el aria “Quando me’n vo”, de la ópera La Bohème, de Giacomo Puccini; el Intermezzo de la ópera melodramática “Cavalleria rusticana”, de Pietro Mascagni; y la marcha triunfal de la ópera “Aida”, de Giuseppe Verdi, entre otras.
Así siguió creciendo la fuerza de este concierto con la presencia de la soprano paraguaya Lorena Mendoza Brignardello, quien desarrolla su carrera profesional en Rosario, Argentina. Con una pisada magnética y una voz tan profunda como dulce, conquistó a la gente que se desdobló en admiración hacia ella.
Este concierto fue muchas cosas en sí, desde una muestra de la avidez de la gente por volver a encontrarse en lo cultural como también un buen augurio del interés por conciertos sinfónicos. Además, esa celebración entre paraguayos, italianos y seguramente personas de otras nacionalidades, hermanadas en la música.