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En estas obras instrumentales que componen sus trabajos Microfantasías I y II, más piezas nuevas, cinceladas por la gran pericia compositiva del trío, nos podemos reconocer, podemos sanar, podemos abrir nuestro corazón vulnerable y dejarnos cuidar.
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El Trío Blue arropa con sus músicas, ya que cada una es una película en la que podemos ser protagonistas y sentirnos con un poder responsable. Sentimos con mucha profundidad el dolor porque ellos nos recuerdan que está bien sentirlo, que atravesar eso nos hace más humanos y nos alista para vivir, o al menos intentar vivir, en un mundo plagado de vicisitudes.
El mundo afuera es hostil y nosotros somos frágiles. Pero podemos ponernos auriculares, darle “play” a la música de Trío Blue y sentirnos invencibles. Y además, cada vez que dan un concierto en cualquier escenario, ya sea un bar, la calle o un teatro, ellos construyen una casa. Una casa donde hay lugar para todos, todas y todes.
Una casa donde nunca faltarán aquellos que nos ayuden a rearmarnos si estamos rotos. Así, la música del Trío Blue es ese componente de oro o plata que une nuestras piezas cual “kintsugi”, esa técnica japonesa que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas y en lugar de disimular las rajaduras y las líneas de rotura, se les otorga un nuevo valor y se las hace más visibles utilizando polvo de oro o plata líquida.
Así recordamos que estamos vivos y que el trayecto es más llevadero si tenemos esta música en lo más hondo del corazón. Ya que, seguramente, estas notas salen de ahí, de lo más profundo de Mar Pérez (trompeta y sintetizadores), Ale Leju (violín y viola) y Miguel Ángel Santacruz (piano), y de quienes caminan con ellos dando vida a toda esta propuesta que excede a la música, pues es una experiencia cinemática.
Pero esta experiencia que nace de ellos contó con muchos invitados que avalan la calidad de su obra en diferentes pasajes, porque son personas indispensables para que esta nave despegue. Se trata de Paula Rodríguez en el contrabajo, Nelson Sosa en la flauta traversa y la guitarra, Arturo Benítez en el corno, en trombones Fátima Abramo y Diana Quiñónez, esta última en voces junto a Gea Cáceres y la intervención en programaciones y sampleos del músico LSAN.
Todos ellos entran y salen de esta experiencia, invadiendo con su estela musical y aportando lo necesario para hacer de cada obra algo excelso. Para hacer que cada célula conforme una pieza que cale hondo, esa que genere la sensación de que quien la escucha pueda sentirse en paz.
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También juega un papel más que preponderante el trabajo de Gaspar Insfrán con las visuales, que juegan un rol esencial para introducirnos en los diferentes climas de las obras. Él proyectó imágenes que registró en Súper 8 y en digital, como también escenas memorables de películas memorables que hacen al imaginario de Trío Blue, como “Cinema Paradiso”. Y parte de este imaginario es también la danza, que estuvo presente con Félix Álvarez, que aportó su cuota de fuerza y emotividad a un show único, diferente y necesario.
Así el Trío Blue y su follaje musical reverdecen en cada nuevo encuentro con su público, un público que también es protagonista de su música porque termina completando las obras con la emoción que hacen llegar hasta el escenario, esa emoción de la cual el grupo se alimenta. Es ahí donde nace la magia, donde se construye ese hogar y donde se solidifica el refugio al cual siempre regresamos.