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El músico se presenta ahora como Altamirano a secas. Bajo esa elección presentó un nuevo trabajo musical llamado “Joparaparlante”, un puñado de canciones con los que nos muestra que su amalgama de influencias está más fuerte que nunca y que exuda música.
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El escenario elegido por él fue esta vez el Teatro de las Américas del CCPA, que en la noche del viernes recibió a un numeroso público que vibró al son de la electrificante propuesta del artista.
El concierto empezó de la misma forma que abre el disco, con la obertura “Por la galaxia con Blas Servín”, que sobre sonidos cósmicos reproduce un audio del recordado aficionado a la astronomía. A medida que se corría el telón iban ingresando los músicos, aún en penumbras, y la gente ya aplaudía enfervorizada.
Ataviado en un enterizo negro y una gorra, Patrick se dejó llevar por las ondas sonoras que creaba con su banda conformada por Rolfi Gómez (teclados y programaciones), Ale Favián (teclados y coros), Rafa Arce (batería) y Sebastián Centurión (guitarra), quienes crearon su ritual entre una gran escenografía montada en el escenario.
Al medio del escenario Altamirano comandaba su nave espacial con su computadora, consola y ukelele, para llevar al público de viaje por el cosmos. Tras un instrumental que sirvió para adentrarse en el brutal recorrido, presentó “Aterrizaje en la bahía de don José”, un tributo cual derroche de groove al gran creador de la guarania José Asunción Flores.
Entre scratches y audios en guaraní llegó “De aquí para allá”, un encare entre hiphopero y lofi que deja entrelazar las voces de Patrick y Ale Favián, este último dominando un Rhodes a su antojo.
De este estado de tranquilidad pasamos a la locura de “Despertar a la fuerza”, un tema que hace un gran guiño a Revolber ya que samplea el riff de guitarra de “El atake de los klones” (del disco “Kaimonomacaco” de Revolber, 2004). Al frente y a dupla con su hermano de la vida Rolfi, hubo un momento atronador con el que de seguro volaron las tapas de los cerebros y más de un corazón habrá explotado. Centurión hacía lo suyo sacando fuego de su guitarra y Arce dinamitaba su batería.
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De esa ráfaga pesada bajamos revoluciones con la “Obertura de la second line del hito Tres Fronteras”, que dejó al teatro bajo un manto de misterio e hipnotismo, para introducir a lo que sería como una segunda parte del concierto.
Una máquina del tiempo nos transportó a 2004 cuando empezaron a sonar las primeras notas de “Astronauta casero”, del disco “Sacoleiro mágico” de Revolber, banda que integraron Patrick y Rolfi y que fuera una gran protagonista del rock nacional. La nostalgia prendió en el público que se levantó de sus asientos a cantar y saltar.
Luego Altamirano se tomó un tiempo para agradecer a una larga lista de personas que lo rodearon e impulsaron a volver a crear y presentar su música. Seguidamente invitó a su hijo a bailar en un desenfreno instrumental que Patrick aprovechó para hacer “apología” a la danza traducida en amor.
“Idea, no color”, un pensamiento que viene desde siempre en su obra, continuó el recorrido en un estado de tranquilidad, para bajar nuevamente decibeles y poner en orden las ideas del corazón y la mente. Claramente las intensidades del concierto estaban pensadas para dar un respiro y disfrutar a pulsos diferentes.
Tras reflexionar acerca de que debemos elegir a una figura política por sus ideas y no por el color que representa, vino otro tema de Revolber: la bossa nova “Casanueva”, que según el artista la escribió a sus 19 años en “un momento de lucidez en una época tan boluda”. Cantó sentado en un sofá ubicado al costado del escenario simbolizó uno de los momentos más íntimos de la noche.
“Chika Tutuka” (”Amoto Lado B”, Revolber 2013) con “la letra cambiada hoy día” tuvo el coro enérgico de la gente para dar paso a otro momento que destiló potencia: la entonación de un “himno del cine paraguayo”, el tema “Huye hermano” que con Revolber presentaran para la película “7 Cajas”.
Tras más aplausos y con la energía en alto, Patrick aprovechó para cerrar con el ya lanzado primer corte de su nuevo trabajo: la canción “Vagamundo”, un rap que se mezcla con una frase de la canción “Soy un vagabundo”, de Luis Alberto del Paraná. Entre la ovación de la gente los músicos se despidieron, dejando su estela luminosa que de seguro marcó a todos los que vivieron este momento único.