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Se sintió de todo en este concierto. La alegría por el reencuentro en un gran concierto internacional, la nostalgia de toda una generación que vivió tantas historias al son de las canciones de la banda y que con esta ocasión pudo apreciar la materialización de sus éxitos en vivo. También se sentía esa satisfacción de compartir esas canciones sin tiempo que muchos padres supieron transmitir a sus hijos.
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Pero además la alegría venía por parte del grupo que empezó celebrando en 2019 con esta gira los 35 años del lanzamiento de su álbum debut “Hunting High and Low” (que se cumplieron en 2020), que presentaron íntegramente en la primera parte del concierto. Dicho tour fue interrumpido por la pandemia y la retomaron este 2022, dos años después.
Conectando a través del tiempo
El disco se compone de diez temas y significó para el grupo, en aquel entonces, su pase al reconocimiento mundial. La elección del orden en que fueron interpretadas fue acertada, ya que significó un verdadero viaje “in crescendo”. Pasados unos 15 minutos de las 21:00, saltaron a escena el cantante Morten Harket, el tecladista Magne Furuholmen y el guitarrista Paul Waaktaar-Savoy, acompañados del baterista Karl-Oluf Wennerberg y el bajista Even Ormestad.
Arropados por un impecable juego de luces que supo intensificar cada clima, la banda estremeció a la gente desde el vamos con un sonido impecable. Ese característico emblema synthpop de A-ha se bebió con “Train of Thought” y “The Blue Sky”, temas elegidos para abrir el show.
Al principio, lo que Morten carecía de movimiento escénico lo suplía con creces con su prodigiosa voz, y es que quizás no necesitamos de él mucho más que dejarnos envolver por su amplio rango vocal. No obstante entregó durante la noche cálidos “gracias” ante los aplausos de la gente.
También sin mediar palabras hizo lo suyo Paul en la guitarra, dotando a su instrumento de un vuelo impactante. Riffs filosos y explosivos insuflaban a los temas de una gran abordaje rockero. Pero era Magne, evidentemente, el “designado” para interactuar con el público. Desde su flanco no faltaron los saludos entre “¿Mba’éichapa?” y el infaltable “¡Rohayhu!” para más placer de todo el público.
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El viaje siguió con más temas del álbum celebrado como “Living a Boy’s Adventure Tale”, “And You Tell Me”, “Love Is Reason” , “I Dream Myself Alive” y “Here I Stand and Face the Rain”, pasando así por las diferentes posibilidades que ofrecían los sintetizadores, las guitarras y la prodigiosa voz de Morten.
Uno de los momentos altos se dio con “Hunting High and Low”, la melancólica y oscura balada que da nombre al disco y cuya interpretación fue acompañada por la gente como un gran coro. Esbozando sonrisas de emoción, Morten ofrecía su micrófono al público para que todos completen a gritos partes de la canción, mientras Magne y Paul armonizaban impecablemente.
Tras entregar “The Sun Always Shines on T.V.” la gente pudo vivir otro de los momentos más emocionantes. Algunos abrazados, otros con los brazos en alto y saltando, viviendo como si fuera la única posibilidad de cantar a los gritos la famosa “Take On Me”. Un tema en el que Morten nos muestra que es una de las mejores voces del mundo y que toda su templanza está canalizada para mostrar su gran abanico vocal.
Luces, más emociones y aplausos. A-ha amagaba su primera despedida, pero volvieron para hacer una seguidilla de temas como “Sycamore Leaves” y “The Swing of Things”, de otros álbumes, y también para estrenar nuevas canciones: “Forest For The Trees” y “You Have What It Takes” que, según anunció Magne, saldrán en un nuevo disco luego de la segunda mitad de este año. Se puede palpar cómo estos nuevos temas tienen un abordaje un poco más moderno pero sin dejar de lado el sello A-ha cuyo poder reside en el colorido de los sintetizadores y en la punzante guitarra eléctrica.
Esta parte cerró con la versión de A-ha de “Crying in the Rain”, de Carole King, y que el grupo grabó para su álbum “East of the Sun, West of the Moon” en 1990 consolidándose como una de las versiones más conocidas de esta canción grabada primero por el dúo Everly Brothers en 1961.
La música como medicina
Nuevamente despedida. Pero el público no descansaría hasta traer de regreso al grupo que tenía bajo la manga una seguidilla de tres temas que, con muchísima potencia, como prediciendo el adiós, fueron entregadas a la gente.
“Scoundrel Days”, mucho más rockera; “I’ve Been Losing You” y “The Living Daylights”, canción que A-ha compuso para la película de James Bond que lleva el mismo nombre, fueron el broche de oro para un concierto irreprochable.
Ni una sola nota más o menos. La energía justa y el cariño preciso para conquistar a Paraguay. A-ha supo ofrecer lo mejor de ellos con simpleza pero también delicadeza. El grupo supo ser un oasis de felicidad en medio de una semana en la que nos arrebataron muchos motivos para estar feliz.
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A-ha confirmó ese pensamiento de que la música puede llevarnos, por las horas que dure un concierto o que nos tome escuchar un disco con los auriculares puestos o en parlantes a todo volumen, a ese lugar donde nada lastima y todo es mejor, y si lo compartimos con los seres que amamos ese momento se hace eterno como una fotografía a todo color.
Cabe resaltar que la noche también tuvo sello nacional, pues antes del grupo noruego hubo rock con Deliverans, que ofreció un concierto a la altura del evento, entregando sus temas como “Alabaré”, “La cumbre”, “Serpiente cascabel”, entre otros, siendo muy aclamados por el público.