A unas semanas de la publicación del álbum, Björn Ulvaeus destacó la gran recepción que tuvieron las nuevas canciones. “Por las reacciones en redes sociales, parece que sí que había mucha gente que necesitaba un nuevo disco. En cuanto a nosotros, no sabíamos que necesitábamos hacerlo, pero ahora sí y estoy muy feliz con la decisión”, afirmó.
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El artista se encuentra en Madrid, ciudad a la que no regresaba desde 2004 cuando se estrenó el musical “Mamma Mía!”, para participar de un acto de la Universidad Alcalá de Henares. Se convertirá en miembro del Claustro de las Artes, que abandera la lucha por la libertad de expresión en el mundo de la cultura.
"En ese sentido, gracias a ABBA hemos sido unos privilegiados en Europa, pero como suecos estábamos muy próximos a la Unión Soviética y la amenaza de una invasión se vivía entonces como algo real. Recuerdo que solía pensar: 'Preferiría morir que vivir bajo ese régimen terrible'", confiesa.
Añade que esa fue la razón de escribir “The visitors”, la canción que en 1981 dio título a su “segundo último álbum”, ahora que hay otro disco que cumple esa función de epílogo. ¿Será “Voyager” su auténtico trabajo final? “Sí, creo que sí”, responde antes de estallar en risas y contradecirse: “Bueno, nunca se sabe”.
“Durante la grabación la relación entre nosotros fue estupenda y poder volver a escribir para esas dos increíbles damas (Anni-Fird Lyngstad y Agneta Faltskog) fue increíble. Ambas son grandes contadoras de historias que se convierten en los personajes que concibo y fue un placer oírlas de nuevo en el estudio”, afirma.
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Para su elaboración, decidieron no atenerse a modas. "Somos las mismas personas y por eso el sonido es el mismo. En los 70 sí escuchábamos constantemente qué hacían otros artistas como Bee Gees, pero esta vez era más: 'Tómalo o déjalo'. Escribimos las canciones que más afines sentíamos y las grabamos de la mejor manera posible", señala.
Tan seguro está de la vigencia del estilo que trastocó la historia del Festival de Eurovisión en 1974 con “Waterloo”, que apenas duda unos segundos al afirmar: “Con una canción pegadiza, creo que hoy volveríamos a ganar”.
¿Y cómo sabe cuándo tiene algo grande entre manos? "En ABBA nunca intentamos componer éxitos, solo hacer buenas canciones. Y una buena canción es esa que sabes que lo es de forma integral, desde la introducción al estribillo, pasando por las estrofas, los acordes, la melodía... Tiene que invadirte una sensación de plenitud", indica.
De todo su patrimonio musical, además de del musical en sueco “Kristina Från Duvemåla”, afirma sentirse “orgulloso” de temas como “Mamma mia” o “SOS” de sus primeros años, pero también de “Dancing Queen”, “Knowing Me, Knowing You” y, hacia el final, de “The Winner Takes It All”.
Espectáculo con avatares
Todas ellas sonarán a partir de mayo en el Queen Elizabeth Olympic Park de Londres, un espacio circular diseñado específicamente para un espectáculo de ABBA que visitarán unas 3.000 personas al día (ya se han vendido más de 250.000 entradas) y en el que sus integrantes no pondrán un pie, pues han sido sustituidos por avatares virtuales que los han devuelto a su mejor momento de forma.
"Al cabo de un rato olvidarás que son avatares", defiende Ulvaeus. "Será todo un espectáculo, con músicos en vivo. Por supuesto que no puede emular la experiencia de un concierto en vivo, pero cuando vas a ver un gran show a un auditorio así, pasas el 80% mirando a las pantallas en vez de a esa pequeña figura encima del escenario", insiste.
En su opinión, lo que la pandemia y las retransmisiones por “streaming” mostraron es que “lo más real es estar entre una multitud y compartir la excitación, las sensaciones... Esta será una experiencia emocional”, argumenta.
"Yo no echo de menos el escenario", reconoce a continuación. "Siempre fui más un productor y compositor y, aunque era emocionante ver a la gente gritar el nombre de ABBA, al final se convertía siempre en lo mismo, algo mecánico sin importar en qué ciudad estuvieras", apostilla.
Derechos autorales
Desde 2020 Ulvaeus asumió la presidencia de la CISAC, la organización internacional que defiende los derechos de los autores. Sueco como Spotify, se muestra optimista respecto al reto de arañar una remuneración más justa por parte de este tipo de plataformas.
“Es el momento. Los compositores siempre han sido el factor más importante en la industria musical. Sin una canción, no hay nada, pero fueron relegados. Eso va a cambiar tras la investigación que hizo el Parlamento británico y la nueva directiva europea para que los autores reciban más dinero y más rápidamente”, apuesta, antes de exigir también un reparto “más justo” de esos ingresos entre las editoriales y las discográficas.