Fue su séptimo trabajo de estudio y aunque no llegó para salvar al mundo del rock, inmerso ya en una revolución musical, sí sirvió para rescatar la carrera del cuarteto de Dublín, cuestionada tras las críticas al anterior Rattle and Hum (1988).
Para celebrar este cumpleaños, el grupo irlandés sacará al mercado el viernes una edición especial en vinilo de "Achtung Baby", mientras que el 3 de diciembre publicará un paquete digital que incluye cincuenta canciones de este icónico trabajo remasterizadas.
Sin duda, The Joshua Tree (1987) había situado el listón muy alto. Es todavía el álbum más comercial de U2, por delante de Achtung Baby, que salió al mercado el 18 de noviembre de 1991 y ha llegado a vender más de 18 millones de copias.
No obstante, U2 entró en la nueva década con muchas dudas sobre su dirección artística, después de que críticos y fans considerasen que el grupo comenzaba a pecar de pretencioso y a tomarse a sí mismo demasiado en serio.
En la retaguardia, estaban temas elevados a la categoría de himnos como Sunday Bloody Sunday, Pride (In the Name of Love) o With or Without You. En la vanguardia, por contra, les esperaba una hoja en blanco para diseñar un nuevo camino en sintonía con los cambios sociales, políticos y culturales que trajeron los años 90.
SOBREVIVIR A “THE JOSHUA TREE”
Bono, The Edge, Larry Mullen y Adam Clayton ya estaban, además, cansados de tocar sus viejos éxitos en los conciertos. Había llegado el momento de Achtung Baby, descrito entonces por su cantante y líder como “el sonido que hacen cuatro hombres al talar The Joshua Tree”.
Ese sonido, en realidad, era una coctelera de percusión industrial, de ritmos dance, de la electrónica de los DJs y de las guitarras del rock alternativo.
Era su interpretación de la revolución cultural nacida en Manchester (Reino Unido) a finales de los 80 y principios de los 90, la popular escena “Madchester”, iluminada por grupos como Happy Mondays, The Stone Roses o Joy Division.
Si Manchester era el epicentro de la música en Europa, Berlín era el símbolo del cambio político que vislumbraba el mundo con la caída del Muro y el fin de la Guerra Fría.
MADCHESTER, BERLÍN Y UN NUEVO SONIDO
Por ello, la actual capital alemana fue el destino elegido por U2 para comenzar a grabar en los cochambrosos estudios Hansa Achtung Baby en octubre de 1990, con los productores Daniel Lanois y Brian Eno, quienes ya habían trabajado en The Unforgettable Fire (1984) y The Joshua Tree.
El cambio de paisaje trajo también un cambio en la dinámica de composición de la banda, que hasta entonces compartían los cuatro miembros. Bono y The Edge tomaron las riendas para crear el nuevo estilo, mientras que Mullen (batería) y Clayton (bajo), más partidarios de mantener el viejo, se echaron inicialmente a un lado.
Estas diferencias llevaron al grupo al límite, hasta el punto de que surgieron rumores de separación.
Eno les convenció de que estaban en el buen camino y, después de trasladar la grabación de vuelta a Dublín, reconocieron el valor de las sesiones berlinesas, donde nacieron, por ejemplo, temas como One, entre los más convencionales, quizá, de este trabajo.
U2 concluyó Achtung Baby en la capital irlandesa, con la banda ya totalmente comprometida con el experimento, con el sonido de la guitarra de The Edge, protagonista de más solos, de disonancias y distorsiones clave en The Fly o Zoo Station, el tema que abre el disco para marcar el nuevo territorio.
También Bono altera su registro de voz a través de pedales y procesadores y sus letras se alejan de los mensajes políticos de antaño para centrarse en temas más espirituales y afectivos, al tiempo que crea personajes como The Fly, con sus exageradas gafas negras, para reírse de sí mismo o criticar la sobrexposición a los medios de comunicación.
U2 plasmó ese universo de sobrecarga sensorial en la gira que siguió a Achtung Baby, el “Zoo TV Tour” (1992-1993), el espectáculo con el que remató su reinvención y sentó las bases de siguientes álbumes, con claras influencias sobre Zooropa (1993) y Pop (1997).