“Voyage” es el noveno disco de la banda sueca y se constituye en el sucesor del álbum “Visitors”, del año 1981, presentando al público diez canciones inéditas que generan reacciones mixtas entre la crítica. Para la revista Rolling Stone representa un regreso “lleno de vitalidad”, mientras que NME afirma que el material invita a “un viaje nostálgico en el que merece la pena embarcarse”. Sin embargo, el diario inglés The Guardian considera que el álbum está “atrapado en el pasado”.
Durante una conferencia de prensa, los miembros de ABBA señalaron que hicieron lo mejor que pudieron a su edad, y que al reencontrarse “parecía que no había pasado el tiempo”. La agrupación está integrada por Agnetha Fältskog (71), Björn Ulvaeus (76), Benny Andersson (74) y Anni-Frid «Frida» Lyngstad (75), el nombre del grupo es un acrónimo de las iniciales de los mismos.
La agrupación se separó en el año 1982, diez años después de su conformación, luego de los quiebres maritales entre sus integrantes y una palpable tensión en su última aparición pública en el programa de Noel Edmonds. En ese entonces se encontraban promocionando un álbum de grandes éxitos, mientras la vigencia del grupo comenzaba a decaer.
De “Mamma mía!” a hologramas
En el interludio transcurrido desde entonces, hubo proyectos en solitario, el exitoso musical “Mamma mía!” que se convirtió en película (por partida doble) y la sección masculina llegó a componer un himno para Eurovisión, festival que los había lanzado a la fama mundial en 1974 con “Waterloo”.
El origen de este inesperado álbum, según unas declaraciones de Ulvaeus de octubre de 2016, está en la gira virtual que próximamente convertirá al cuarteto en unos hologramas rejuvenecidos y para la que se habían grabado inicialmente solo dos temas nuevos.
Pandemia mediante, a principios del pasado mes de septiembre por fin empezó a circular por internet y en carteles pegados por medio mundo la imagen de un sol y cuatro planetas en penumbra, un misterio que se resolvió a los pocos días, con el anuncio de que al final había un nuevo LP y el estreno de las dos primeras canciones.
Con un sonido “inconfundiblemente Abba”, llegó por un lado “I Still Have Faith In You”, que los devolvía a la balada sosegada e intimista en la senda de “The Winner Takes It All”; por otro, “Don’t Shut Me Down”, en las vibraciones vívidas de la música disco, como “Dancing Queen”, pero sin su gancho.
Bien es cierto que en solo 3 días se superaron las 80.000 copias de reserva del disco (un récord parejo al del espectáculo, del que ya se han vendido 250.000 entradas), pero superado el entusiasmo inicial, su recepción comercial fue bastante regular para un grupo con 400 millones de discos vendidos.
En su propio país, los sencillos hubieron de conformarse con el segundo puesto, mientras que en el resto solo consiguieron un "top 5", concretamente en Alemania con una tercera plaza, mientras que en Reino Unido no pasaron de la decimocuarta posición.
De espaldas a la evolución del pop
Tras escuchar por fin “Voyage” al completo, todas las opiniones -incluso ellos mismos lo han señalado- coinciden en que se ha hecho de espaldas a la evolución del pop desde la separación del grupo en 1982, siguiendo solo los patrones y la esencia del cuarteto.
En ese sentido, habrá quien disfrute la jovialidad “naif” y un tanto “hippie” de cortes como “Bumblebee” o “No Doubt About It” y quienes, sin embargo, echen de menos una remezcla más moderna para “Keep And Eye On Dan”, que en manos de una diva actual sería una fantasía como hizo Madonna con “Gimme! Gimme! Gimme!” en “Hung Up”.
En una alternancia casi perfecta de temas lentos y vívidos, ofrecen una aproximación bailable al folclor gaélico (“When You Danced With Me”), se atreven con el vals (“Ode To Freedom”) y hasta con el villancico (“Little Things”).
En ese conglomerado cohesionado por sus formas y armonías, consiguen su mejor balada a mitad de repertorio en “I Can Be That Woman”, una reflexión sobre la convivencia en pareja en la que sí se percibe la profundidad y el peso de los años.
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"Voyage", que será presuntamente el auténtico último disco de ABBA, suma más a la base que a la cúspide de su legado. Eso sí, con su capacidad intacta para convertir la luz en sonidos, no podría haber mejor momento para su vuelta que estos estertores de una pandemia que sumió al mundo en un confinamiento asfixiante y oscuro.
En estas circunstancias, volver a escucharlos es como volver a respirar a pleno pulmón desde un refugio conocido, amigable y reconfortante, para disfrutar desde ese balcón privilegiado de un amanecer con el encanto de la vieja normalidad.