“El título tiene mucho significado. Intento deciros que podría ser mi último álbum (...) No es algo que haya pensado los últimos meses, sino los últimos años”, explicó el músico español en una comparecencia ante los medios hace un par de semanas.
Final es un trabajo fulgurante de poco más de media hora que incluye 11 canciones, muchas de ellas ya conocidas e interpretadas principalmente en español, con querencia por los ritmos caribeños, pero con algunos cortes inéditos en inglés y más discotequeros como el inicial Chasing the Sun.
Cuenta con el tema Pendejo como nuevo sencillo y toma el relevo siete años después a Sex and Love (2014), un tiempo en el que Iglesias se había limitado a publicar temas sueltos, como es el caso de Súbeme la radio, uno de sus grandes éxitos recientes, que también ha sido incluido en este trabajo.
De hecho, el álbum parece más una recopilación de todos los sencillos de los últimos años, como El baño, lanzado en 2018 junto a Bad Bunny, el mismo año de Move to Miami con Pitbull; Duele el corazón, con Wisin, que lo hizo en 2016; o El perdón, con Nicky Jam, que se remonta a 2014 y apareció en un grandes éxitos del puertorriqueño.
En su repertorio no aparecen ni Ricky Martin ni Sebastián Yatra, sus compañeros de viaje en la gira que inicia en pocos días por EE.UU. y junto a los que dio la noticia de su despedida discográfica.
Sí lo hace la joven promesa del urbano latino Myke Towers, presente en Te fuiste, uno de los pocos temas nuevos de este trabajo junto a Me pasé con Farruko, que vio la luz este verano.
"Nunca voy a parar de hacer música y escribir canciones, me encanta, pero voy a hacerlo de otra forma, no necesariamente empaquetado como un álbum", explicó a principios de septiembre, antes de reconocer ante los medios que le lleva "una eternidad" hacer un disco.
Hijo del también cantante Julio Iglesias y de la “celebrity” Isabel Preyler, este madrileño nacido en 1975 sorprendió a todos en su día cuando, sin haber dado nunca muestras externas de inclinaciones artísticas, en 1995 publicó su primer álbum, el homónimo Enrique Iglesias, un éxito del que se despacharon 5 millones de copias.
Con sus siguientes trabajos, como Vivir (1997) y Enrique (1999), asentó su carrera internacional y logró penetrar en el mercado estadounidense con temas como Bailamos o Rythm Divine.
Con el citado Sex and Love consiguió el mayor pelotazo de su trayectoria, Bailando, con el que se convirtió en uno de los primeros artistas comerciales que posó sus oídos en la hasta entonces marginalizada música urbana latina, despertando de nuevo el interés de todo el mundo por la música caribeña y anticipándose tres años al Despacito de Luis Fonsi.