“Es un poco más difícil promover una versión digital cuando muchos países vecinos, y también en Estados Unidos, abren clubes y organizan festivales y conciertos”, dijo a Efe la portavoz del gran evento de música electrónica, Debby Wilmsen.
A pesar del contratiempo, Wilmsen aseguró que la venta de entradas para Tomorrowland Around the World, que se celebra el 16 y 17 de julio, “va bien”, sobre todo por parte de seguidores de habla alemana.
Su tercera edición digital contará con un cartel exclusivamente europeo y, entre sus filas, destaca el español Danny Ávila, que el pasado mes de mayo viajó a Bruselas para grabar su actuación en un estudio de croma de grandes dimensiones.
Subido en el escenario virtual Elixir, el “deejay” madrileño presentará nuevos temas, fraguados durante la pandemia, con un estilo “novedoso” al que sus admiradores “no están acostumbrados”, adelantó en una entrevista a Efe.
Los espectadores verán desfilar por sus dispositivos de esta tercera entrega, una maratón de 35 horas de baile, a estrellas como Armin van Buuren, Amelie Lens, Charlotte de Witte, Tale of Us, Adam Beyer, Afrojack o Alan Walker, entre otros.
Un jarro de agua fría sobre el festival
Durante la grabación en el estudio, el equipo rebosaba optimismo sobre la posibilidad de volver a vivir el festival electrónico en directo en 2021: el plan de vacunación belga marchaba sobre ruedas y los servicios cruciales dieron el visto bueno a su celebración.
Gracias a que el número de contagios por coronavirus mantenía su descenso, el Gobierno federal aceptó la posibilidad de organizar grandes eventos en Bélgica, incluido Tomorrowland, a partir de la segunda quincena de agosto, siempre y cuando se conservara esta tendencia.
La sorpresa llegó con la rotunda negativa de los alcaldes de Boom y Rumst, de la parte flamenca del país, a celebrar el festival, decisión que extrañó a los organizadores, dado el estricto protocolo sanitario que pensaban seguir.
Hasta la semana pasada, el equipo de Tomorrowland se apoyó en el “dialogo constructivo” con las autoridades belgas, convencido de poder organizar “un festival en condiciones seguras”, lamentó en un comunicado.
“Teniendo en cuenta nuestra larga cooperación con los municipios, no queremos entrar en una batalla legal y no queremos recurrir la decisión de los alcaldes ante el Consejo de Estado”, agregó.
Así, la edición veraniega de 2021 echó el cierre y se sumó a las otras tres — Tomorrowland Invierno 2020, Tomorrowland Bélgica 2020, Tomorrowland Invierno 2021— que tampoco se pudieron festejar.
Cancelado por cuarta vez
Las pérdidas económicas que arrastra el festival desde el inicio de la pandemia suponen el 90 % de sus ingresos, otro “duro golpe financiero”, según la portavoz, para los productores que se despidieron de “unos 50 millones de euros” por segundo año consecutivo.
El revés también afecta a proveedores, autónomos, artistas y asociaciones implicadas que contribuyen a Tomorrowland, que también implica al sector de los viajes y la hostelería belga, ya que “más del 80%” de la capacidad hotelera de Bruselas y Amberes es utilizada por visitantes y equipos durante dos semanas.
“Nos recuperaremos. Serán tiempos difíciles, pero seguimos siendo positivos y esperamos el festival digital”, apuntó Wilmsen.
Hasta que retorne la normalidad, ya se empieza a preparar el caldo de cultivo para la edición de marzo y verano de 2022 en el parque nacional De Schorre (Amberes), un “lugar mágico” donde los organizadores se han propuesto invertir en los próximos años.