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La doma de potros fue un momento muy especial debido al peligro que corren los que se animan a desafiar a los potros salvajes que salían al ruedo central.
Aplausos, silbidos y gritos fueron las expresiones del público para premiar a los domadores que protagonizaron esta parte del espectáculo campestre.
Al filo del mediodía la multitudinaria concurrencia pudo disfrutar del tradicional asado a la estaca, además de la sopa paraguaya, el batiburrillo y otras comidas típicas que nunca faltan en las estancias paraguayas.
En horas de la tarde continuaron las destrezas campestres con la doma de potros y la corrida de toros.
La fiesta de la tradición misionera, que se realiza sin interrupciones cada mes de enero desde hace 27 años, demostró que tiene vigencia en el tiempo. Cada año más gente participa de la actividad que busca rescatar, preservar y difundir las costumbres de antaño. El pasado viernes a la noche hubo festival folclórico, el sábado a la tarde se realizó el desfile de agrupaciones de caballería y carrozas en la plaza Fulgencio Yegros, de Santiago; a la noche, las mejores agrupaciones fueron premiadas y posteriormente se hizo una gran fiesta bailable con la actuación del grupo Generación, de Villarrica, y Los Alfonso.