Esta segunda versión de lo que pretende ser una revista musical paraguaya, sin dudas, tiene más osadía, muestra mucho más los cuerpos de las bellezas femeninas seleccionadas para esta ocasión, pero en términos creativos, es muy inferior a su primera edición.
Los chistes de contenido socio-político sirven de base para que el trío humorístico se luzca, en particular el sketch de Ibarrola como telefonista del sistema 911, que alcanza una cuota de retrato fiel de cómo actúan los funcionarios que deberían estar encargados de la seguridad ciudadana. En cuanto a la participación del mago Nicol, brilla menos que en otras ocasiones.
El cuerpo de bailarines despliega belleza física, la cual es una de las atracciones del género, pero en general falta al espectáculo un hilo conductor, una historia que entrelace los diferentes momentos, que le de un sentido, donde tampoco faltaron las referencias a la censura en esta "versión inapropiada" de la cual se esperaba mucho más.
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