Los "errores" de "El código Da Vinci"

PARIS (AFP). El libro "El Código Da Vinci", que inspiró la película epónima utiliza las recetas de la novela histórica, pero contiene no pocos errores señalados por numerosos estudios. En su novela, Dan Brown, que se presenta como cristiano y afirma que simplemente quiere suscitar un debate sobre las religiones, cuenta que la Iglesia Católica conspira desde hace dos mil años para ocultar la descendencia que Jesús habría tenido con María Magdalena y luchar contra el antiguo culto de lo "femenino sagrado".

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El libro empieza con una página titulada "Los hechos", que cita a una sociedad secreta --el Priorato de Sión, fundado en 1099 con "pergaminos conocidos con el nombre de Legajos Secretos" encontrados en 1975 en la Biblioteca Nacional francesa (BN)-- y el Opus Dei, "obra católica sumamente controvertida". Brown asegura que "todas las descripciones de monumentos, de obras de arte, de documentos y de ritos secretos evocados son auténticos".
Pero la novela contiene numerosos "errores, hasta el punto que se puede sospechar que su autor hizo intencionadamente una obra polémica, con el objetivo de destruir la tradición cristiana", estima en un estudio el dominico Jean-Michel Maldamé, profesor del Instituto Católico de Toulouse.
El Priorato de Sión fue fundado en realidad en 1956 por adeptos del esoterismo que fabricaron y entregaron a la BN los "legajos secretos", según Marie-France Etchegoin y Frédéric Lenoir, autores del libro "Código Da Vinci: la investigación", publicado en Francia por la editorial Robert Laffont.
La novela incluye un personaje de monje-asesino del Opus Dei, instituto secular del que no forma parte ningún monje. Y pese a "las reticencias que puedan tenerse ante ciertos comportamientos de la obra, en particular las presiones a la hora de actuar con respecto a los jóvenes, no se tiene el derecho de librarse a la calumnia pura ni a la invención", escribió el teólogo jesuita Bernard Sesboüé en el libro "El Código Da Vinci explicado a sus lectores" (editorial Seuil).
En cuanto a las descripciones de lugares, obras o documentos, resultan fantasiosas, según los especialistas.
Por ejemplo, en la iglesia parisina de San Sulpicio, el obelisco es en realidad un instrumento astronómico del siglo XVIII, y las letras "P" y "S" no aluden al Priorato de Sión sino a San Pedro y a San Sulpicio.
En la pintura de "La última cena" de Leonardo Da Vinci, el personaje situado a la derecha de Jesús es Juan, según toda la tradición pictórica, aunque la novela afirme que se trata de María Magdalena.
Hay también los errores respecto al cristianismo: según la novela, fue el emperador Constantino quien hizo adoptar en el siglo IV la doctrina de la divinidad de Cristo, por razones políticas, y quien seleccionó los cuatro evangelios.
En realidad, los cristianos creyeron desde los orígenes en la divinidad de Cristo. El Concilio de Nicea (325) se limitó a confirmarla. Los evangelios fueron escritos en el siglo I, y en el siglo II hubo ya un consenso para retener los cuatro canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan).
Los otros evangelios, llamados apócrifos ya que no retenidos, son conocidos desde hace mucho tiempo, en particular el Evangelio de Judas, recientemente traducido, o los "gnósticos", redactados en los siglos III y IV y utilizados a fines de los años 1980 por estudios feministas norteamericanos que sostienen que María Magdalena fue apartada de la dirección de la Iglesia por los apóstoles porque era mujer.
El amor entre María Magdalena y Jesús fue evocado ya en la novela de Nikos Kazantzakis "La última tentación de Cristo" y por la película epónima de Martin Scorsese.
María Magdalena fue considerada durante mucho tiempo como un personaje compuesto a partir de tres mujeres citadas en los evangelios, María de Magdala, María de Betania y una pecadora. Hoy, esta hipótesis ya no se estima probable.
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