“Pessoa y Saramago abrieron las puertas que aún usamos”

FUNCHAL, Portugal. El escritor portugués José Luís Peixoto, una de las plumas más destacadas de su generación, está convencido de que la literatura lusa vive un buen momento en España y América Latina.

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Esto, gracias a las puertas que abrieron Fernando Pessoa o José Saramago y que su compañeros, dice a Efe, “aún” usan.

Es parte de la llamada “herencia recibida” de la que gozan contemporáneos como él que, sostiene, cuentan con referencias ante las cuales se debe “estar a la altura” y “puertas abiertas” en todo el mundo que “aún son utilizadas” por escritores de su generación.

“Siento que algo común a esta generación de autores es no gritar una ruptura con lo anterior, no 'asesinar al padre', porque siento que estamos cómodos con esa herencia”, agrega en una entrevista con Efe en Funchal, capital del archipiélago luso de Madeira, durante el Festival Literario que se celebra en la isla.

Allí, el autor de Galveias o Te me moriste ha participado en una charla sobre los objetivos de la literatura, actividad que a su juicio “tiene siempre una dimensión política social”.

Peixoto (Galveias, 1974) ha dado constantes muestras de ello en sus novelas, frecuentemente ambientadas en el mundo rural portugués y con abundantes elementos biográficos, pues él mismo no llegó a la ciudad hasta los 18 años, cuando se marchó a estudiar a Lisboa.

Su interés por el interior del país le ha valido un buen número de premios -llegó a ser el vencedor más joven de la historia del Premio José Saramago por Nadie nos mira-, y una suerte de fama como retratista de las aldeas lusas, a las que solo ha apartado para abordar desde la “no-ficción” Corea del Norte o Tailandia.

Pero ahora Peixoto, que se resiste entre risas a aceptar que sea considerado el sucesor de Saramago ("entiendo esas palabras como un gran elogio, pero sé que nunca podría ser efectivamente su continuador") se siente impelido a regresar a la ficción.

“Estoy escribiendo una novela en que la ficción está más presente, aunque como en otros libros también me gusta y me parece interesante jugar con la autobiografía”, comenta Peixoto, que se niega a desvelar nada más.

El escritor comenzó con la poesía, se pasó a la narrativa y, tras su inmersión en la no ficción (que fue todo un "desafío"), concluye que es “bueno atravesar fronteras” entre lo biográfico -y por tanto real- y la ficción, tendencia que considera “muy contemporánea”.

En cualquier caso, también es relevante ejercer el “compromiso social”, algo con lo que se siente muy identificado este autor, que emplea un tono sereno y tiene siempre la risa pronta a surgir.

“Cualquier escritor cuando escribe está ejerciendo su compromiso social porque está colocando en el texto gran cantidad de convicciones, incluso formales, que son también un mensaje, una idea transmitida a los otros que tiene su impacto y sus consecuencias”, subraya.

El tema sobre el que él ejerce presión son las relaciones de familia y los roles dentro de ella, pero también “la ruralidad”, un asunto que lejos de ser exclusivo de Portugal es “un problema incluso en cierta medida ibérico”.

“He escrito bastante sobre el mundo rural, tiene mucha importancia escoger ese tema. Creo que los autores pueden llamar la atención para un determinado tema, y creo que es muy relevante hablar de eso en Portugal. Existen desequilibrios muy importantes en diversos aspectos de ese territorio”, sostiene.

Lo sucedido el año pasado en el interior de Portugal, donde murieron más de 100 personas en incendios, “fue muy traumático” para el país, apunta Peixoto, que cree necesaria una visión a largo plazo no solo para reconstruir, sino para afrontar los retos de la zona.

Mientras, sus novelas, que hablan de la vida en Galveias o reconstruyen las relaciones madre e hija en torno a la aparición de la Virgen de Fátima hace un siglo, viven su mejor momento de expansión, con varias publicaciones el año pasado en México, Perú o Venezuela. Peixoto planea publicar pronto también Cuba.

El periplo se completa con su presencia en la próxima edición de la Feria del Libro de Bogotá, tras haber publicado tres novelas en Colombia. “Para mí es fantástico, porque siento que hay un interés y curiosidad por la literatura portuguesa contemporánea en esos países, que es muy sorprendente para mí, pero que creo que tiene que ver con la forma en que fueron abiertas las puertas por Saramago, un autor que era y continua siendo muy leído en esos países”, sugiere. Es también un indicador, dice, de cómo Portugal tiene “muchas veces más identificación con América Latina que dentro de la propia Europa, de la cual supuestamente formamos parte”. 

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