La Casa de América celebra entre hoy, miércoles, y mañana, jueves, dos jornadas de reconocimiento al escritor Roberto Bolaño, quien nació en Santiago de Chile en 1953 y falleció en la ciudad de Blanes (España) en 2003.
En declaraciones a EFE, Echevarría, amigo y buen conocedor de la obra del chileno, comenta que “se trata de aprovechar dos efemérides muy señaladas: los quince años de su muerte y los veinte desde la publicación de 'Los detectives salvajes', la primera novela que le convirtió realmente en un autor de referencia”.
Se trata, en efecto, de un título que obtuvo el Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999. Antes y después habían aparecido y aparecieron muchos otros trabajos en poesía y prosa, entre ellos “2666” , una novela póstuma que se editó al cuidado del propio Ignacio Echevarría. Entre 2004 y 2008, “2666” ganó los premios “Ciudad de Barcelona”, “Salambó” , “Fundación Lara” , “Altazor”, el “Municipal de Santiago de Chile”, el “National Book Critics Circle Award” (Estados Unidos) , y el de la revista “Time” a la mejor novela de 2008.
“Hay que tener en cuenta —sigue diciendo el crítico español— que el año en que muere Bolaño se publica 'El gaucho insufrible', y luego vinieron hasta ocho novelas más”, tres de las cuales son seleccionadas, editadas, preparadas por el propio Echevarría.
“El fenómeno del 'boom' latinoamericano (García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa, Fuentes, entre otros) estalla, por así decirlo en los sesenta y se alarga durante los setenta y un poco en los ochenta” —añade.
“Bolaño es de otra generación, pero se convierte en el primer escritor desde el 'boom' que adquiere proyección internacional. Y lo hace con un modelo de literatura que cambia el código, que cambia el paradigma del 'boom'... Aunque se nutre de algunos de sus escritores; aunque sea hijo de este fenómeno, él se abre a otras corrientes”.
Lo cierto es que nuestro autor cultiva, desde luego, un estilo propio, personalísimo, pero como él mismo reconoció, al mencionar sus fuentes de inspiración, “decir que estoy en deuda permanente con la obra de Borges y de Cortázar es una obviedad”.
Echevarría también dice de Bolaño: “Es un poeta que se pasa a la narrativa”, “uno de sus encantos es que tiene una inspiración muy romántica”; “es infrarrealista porque, como hicieran en su momento los movimientos surrealistas o dadaístas, él, en el México de la época, comparte el impulso de la contracultura, de la contestación, de la neovanguardia”.
Hace ocho años, en noviembre de 2010, la Casa de América ya dedicó a Roberto Bolaño una Semana de Autor. Vuelve ahora a recordarlo y a celebrarlo, esta vez considerando la extensión, la continuidad y la vigencia de su gran legado artístico y cultural.
Además de su crítico y amigo, en el homenaje a Bolaño también intervendrán estos días un grupo de expertos iberoamericanos: el argentino Diego Gándara; el venezolano Gustavo Guerrero, y los españoles Eduardo Becerra, Miguel Casado, Ana Merino y Aitor Saraiba. Todos ellos con la intención de recordar la vida y la obra de un hombre que, como describe rotundo Ignacio Echevarría, “creyó que el arte puede cambiar el mundo”.