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En el marco de la Feria Internacional del Libro FIL Asunción, Orlando Oliveros presentó su libro “La máquina de la memoria”, en el que reúne relatos y conversaciones sobre la vida, obra y legado de Gabriel García Márquez.
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Al igual que “Gabo”, Oliveros nació en el departamento de Magdalena, en un pueblo “macondiano” llamado El difícil, donde tuvo su primer contacto con la obra del escritor ganador del Premio Nobel en 1982, a través de sus padres.
“Era cuestión de tiempo para que yo me acercara a la biblioteca y cogiera uno de esos libros y tratara de ver eso. Me fascinó descubrir que en la medida en que yo leía, por ejemplo, ‘Cien años de soledad’, entendía más a mi propia familia, sus propias dinámicas”, expresó.
Agregó que rápidamente empezó, como todos los lectores, a encontrar características de Úrsula o de José Arcadio Buendía en sus familiares.
“Entonces uno no sabe hasta qué punto empieza la ficción y comienza la la realidad. Leer a García Márquez me garantizó poder entenderme a mí mismo también”, subrayó.
Esa pasión e interés lo llevaron a introducirse aún más en el universo garciamarquiano, al punto de convertirse en editor e investigador del Centro Gabo, una iniciativa de la Fundación Gabo.
Las facetas de “Gabo”
Señaló que parte del trabajo que justamente realizaron con la Fundación Gabo fue “diseñar una especie de categorías para poder hacer a García Márquez un poco más digerible en su inmensidad”.
“Me ha impactado descubrir que no solamente fue un gran escritor de ficción, aunque es lo primero que pensamos cuando escuchamos hablar de García Márquez, su obra literaria, el Premio Nobel, las novelas que son fantásticas y estoy seguro que sobrevivirán al paso del tiempo; pero estoy impactado de que existió también un gran periodista”, expresó.
Recordó que “Gabo” había declarado al periodismo como “el mejor oficio del mundo” y lo ejerció “hasta que la lucidez le dio fuerzas para ejercerlo”.
Oliveros destacó que García Márquez también fue “un gran cineasta”, que “escribió muchos guiones de cine, que no tienen nada que ver con su obra literaria y estuvo involucrado mucho en el ámbito cinematográfico, sobre todo en México”.
Las dimensiones de “Gabo” también abarcan al ciudadano. que tiene una serie de opiniones sobre posiciones políticas; al educador, que dejó ensayos sobre el sistema de educativo de Colombia y todo el continente; y el emprendedor, que creó instituciones como la Fundación Gabo, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba, la fundación Habeas.
“Al ver todo eso uno entiende que la figura de García Márquez no es solo la de un contador de historias, es un legado más amplio y me ha impactado como cada una de las facetas de ese legado pueden contribuir a las generaciones de hoy a formar un mejor futuro, a formar una mejor sociedad”, remarcó.
El salto de “Cien años de soledad” a la pantalla
La plataforma Netflix anunció que este año estrenará una serie basada en la novela “Cien años de soledad”. Al respecto, Oliveros destacó que los hijos del escritor están involucrados en este proyecto como productores.
“Nos consta que ha habido un empeño por tratar de hacer guiones lo más latinoamericano posible, por rodar esa adaptación en español. Hay toda una obsesión para que eso quede bien”, refirió.
Agregó que “históricamente las adaptaciones de las historias de García Márquez a la pantalla han sido muy malas, la gran mayoría de ellas, pero ojalá esta esté bien”.
En este sentido, refirió que hay que entender las diferencias entre el lenguaje literario y cinematográfico, de manera a poder disfrutar mejor de estas adaptaciones.
La novela “inacabada”
En cuanto a “En agosto nos vemos”, la novela póstuma de García Márquez que fue publicada en marzo pasado, Oliveros indicó que se trata “del borrador de una novela”, ya que “García Márquez sometía a sus textos a un rigor increíble”, llegando a hacer hasta diez versiones de una obra.
“Con ‘En agosto nos vemos’ solo hubo unas cinco versiones. García Márquez pudo haber hecho más versiones, no lo hizo y sin embargo así como está inacabada desde ese punto de vista, es un documento valioso para entender lo último del universo garciamarquiano”, dijo.
Añadió además que se trata de “un testimonio muy hermoso sobre la vida de un escritor”, que escribió esta novela corta “con sus últimos años de lucidez”.
“Era un García Márquez que se sabía viejo, que se sabía enfermo, estaba empezando a perder la memoria y, sin embargo, seguía levantándose todas las mañanas para sentarse a escribir. Para mí eso es un ejemplo asombroso de lo que implica el amor a la palabra, el amor al oficio de la escritura”, expresó.
Otro aspecto que destacó de esta novela es que la narración está a cargo de un personaje femenino, a diferencia de otras obras del escritor.
Finalmente, Oliveros abogó por contar con pequeñas bibliotecas en las casas y sostuvo que: “lo mejor es que las personas tengan los libros al alcance de la mano para que el día que la curiosidad toque a su puerta, ellos tomen ese libro”.