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Por un lado, esta noche se lanzará la obra “La discriminación solapada. Hechos históricos. Luchas de las mujeres por la conquista de la igualdad”, autoría de Emi Kasamatsu. El acto será a las 19:00 en el edificio “La Piedad” de la Academia de la Historia (Andrés Barbero 230 c/ Artigas). La presentación estará a cargo de Mary Monte de López Moreira.
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En esta obra, la autora “nos lleva a un viaje a través del tiempo y recorriendo el mundo. Sobre cada uno de los temas y periodos de la historia humana que relata, se desplaza por ideas, culturas, pueblos del mundo, de una manera que ya no se limita a lo occidental y luego el Paraguay, sino que integra al Japón, a la China, a países africanos y asiáticos en diversos puntos de su recorrido”, dice la abogada, politóloga y especialista en derechos humanos paraguaya Line Bareiro en la contraportada de la obra.
“Me sorprendió que, para entrar a la perspectiva de género, que sirve para analizar justamente las cuestiones abordadas, inicie el capítulo relatando sobre la ideología de género inventada para descalificar una comprensión científica de una parte de los problemas de la sociedad”, continúa diciendo Bareiro sobre esta creación literaria de la autora japonesa-paraguaya.
“Espero que las lectoras y lectores puedan compartir sus apreciaciones sobre este trabajo de Emi Kasamatsu, que nos conduce con un lenguaje accesible por la historia, actualidad de las relaciones humanas, recorre el mundo y aterriza en nuestra tierra, el Paraguay”, invitó.
La sabiduría popular
Por otro lado, en la sala Biblioteca Americana del Archivo Nacional (Mcal. Estigarribia esq. Iturbe) se presentará el libro “La sabiduría popular (Arandu ka’aty)”, de Tadeo Zarratea, desde las 19:00. Se referirá a la obra el periodista Benito Fleitas Guirland.
“Con gran emoción y hasta diría alborozado, salgo ahora con esta tercera edición de la sabiduría popular, versión castellana de mis cuentos que originariamente salieron solo en guaraní paraguayo. Los he pasado al castellano paraguayo con mucha dificultad”, señaló el autor.
Asimismo, rememoró que en el prólogo de la primera edición prohibió la traducción al castellano y a toda otra lengua, diciendo que él solo escribía para el pueblo paraguayo. “Entonces yo deseaba sinceramente que el paraguayo se encuentre a sí mismo, como mirándose en un espejo, al leer estos cuentos en guaraní. Pero la realidad es dura y cruel; el paraguayo sigue hoy analfabeto en su propia lengua que da lástima”, aseguró.