Esta frase dicha por Alberti al regresar a España tras casi cuatro décadas “no era una renuncia a su manera de pensar, sino un modo de integrar su manera de pensar, por el bien de España, en la convivencia democrática”, dijo el director del Cervantes, el poeta Luis García Montero.
La sobrina de los escritores, Teresa Alberti, protagonizó este acto simbólico para la preservación del patrimonio más personal de grandes figuras de la cultura española.
Teresa explicó que tuvo el placer de "conocer, cuidar y querer" a Rafael (1902-1999) y María Teresa (1903-1988) a partir de 1971, y de ellos recibió algunos objetos que hoy se depositaron en la caja 1.653, como una edición del libro de María Teresa León "Una estrella roja" y "Los 8 nombres de Picasso y no digo más de lo que no digo", de Alberti, ambos dedicados a ella.
También, por parte del Cervantes, se incluyeron fotos, como la que hizo la Agencia Efe al poeta bajando por las escalerillas del avión desde Roma, sonriente y con una mano tendida cuando aterrizaba en Madrid.
Fue cuando pronunció la frase del puño y la mano antes citada y dio una "muestra de concordia que debería servir de ejemplo en el momento de crispación y polarización política" en que ahora vivimos, dijo su sobrina.
Por su parte, García Montero agradeció expresamente a Efe que haya cedido esta foto para ser incluida en el legado de Alberti.
Es una tradición del Instituto Cervantes, guardar objetos significativos de escritores en la cámara acorazada del antiguo banco que ahora alberga la sede de la institución en Madrid.
La memoria de la melancolía
Teresa Alberti se emocionó al mostrar el pasaporte de María Teresa León, y recordar que la poeta siempre le decía "que entraría en España en un gran caballo blanco por la puerta de Alcalá", pero debido al alzheimer no llegó a ser consciente de que había vuelto a Madrid.
El exilio de los republicanos españoles tras perder la Guerra Civil (1936-1939), de los que aproximadamente 6.000 eran intelectuales, "encierra una idea fundamental, la memoria de la melancolía" y la "nostalgia del futuro", o del futuro que alguna vez se ha imaginado como posible, recalcó García Montero.
"No se trata de estar anclado en el pasado, se trata de vivir con consciencia el presente como la mejor manera de afrontar el futuro" y de asumir que "somos seres humanos que viven su historia dentro de una historia colectiva", añadió.
De esos miles de intelectuales que tuvieron que salir hacia el exilio, muchos recalaron en países latinoamericanos como México o Argentina, entre ellos, Alberti y María Teresa León, que vivieron en Buenos Aires.
Se depositó también en la caja el folleto "¡Pueblos libres! ¿Y España?", escrito por Alberti tras la II Guerra Mundial para llamar la atención de los aliados sobre su aceptación de la dictadura franquista.
Otro libro incluido es una primera edición de la obra teatral "El hombre deshabitado", cuyo reestreno protagonizó Aitana Sánchez-Gijón, y que cedió este ejemplar, al que el Cervantes añadió un manuscrito de Alberti saludando estas representaciones.
El acto de hoy puso fin a la Semana Cervantina 2022, que en realidad comenzó el pasado 18 de abril e incluyó la entrega del Premio Cervantes, que este año recayó en la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi.