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Hubo noches de festival en el anfiteatro municipal y al costado del escenario se instalaron los stands de las delegaciones participantes. Más de una veintena de grupos de folcloristas de Chile, Paraguay, Colombia, Bolivia, México y Polonia expusieron su cultura en la ocasión.
Paraguay estuvo representado por el conjunto folclórico juvenil Ovecha Rague de San Miguel, Misiones, que presentó su artesanía de lana y el ñandutí de Itauguá, además de música y danzas típicas de nuestro país.
Cada zona de Latinoamérica demostró su identidad y peculiaridad, culturas ancestrales que heredaron de sus tierras de origen, que actualmente luchan denodadamente por preservarlas y evitar su desaparición. El mayor peligro es que el paso del tiempo, la globalización y la modernidad desplacen a la música, comida, danza y vestimentas típicas de nuestros pueblos de América Latina. Por ello han calificado de muy importante la realización de eventos como el de San Bernardo para reafirmar la identidad de aquellos pueblos ricos en cultura.
Isla de Pascua se declara impermeable ante las culturas foráneas. "Todos somos dueños de nuestra tierra y no permitimos la entrada de otras culturas en nuestra isla", comenzó diciendo David Ika, poblador de la citada isla, a quien encontramos en un stand ofertando comidas y bebidas típicas de la ínsula. Los habitantes consideran que su cultura está muy fuerte y arraigada en el corazón de sus habitantes.
Isla de Pascua, que es denominada por sus habitantes Rapa Nui, tiene una superficie de 166 km2 y una población de 3.790 habitantes. Dista de la costa continental 3.700 metros. El área urbana de la isla se llama Hana Roa y la población se dedica preferentemente a la pesca y la agricultura.
Allí se encuentra el parque nacional Rapa Nui, que fue designado por la Unesco en 1995 patrimonio de la humanidad. Este territorio es considerado el museo al aire libre más grande del mundo.
"Nuestra esencia es la música, nacemos cantando y bailando nuestra música ancestral", comentó nuestro entrevistado. Ika aseguró que ellos hablan siempre en tono enérgico y se sienten orgullosos de su cultura.