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Uno de los accesos al evento era una serie de pasillos muy creativamente ambientados como una seguidilla de locaciones que uno encontraría en algunos de los más icónicos filmes de terror. Todo un elenco de zombis, asesinos, fantasmas y psicópatas varios -interpretados por actores muy dedicados y bien representados por un excelente trabajo de maquillaje- rondaban para perturbar a los asistentes, y momentos y personajes de filmes como “Poltergeist” y “El Exorcista”, entre muchos otros, podían verse recreados.
El show de Sugar Ray no comenzó hasta alrededor de las 00:15 de este domingo, cuando el complejo ya se hallaba lleno. Finalmente, el grupo saltó al escenario y, sin mediar palabras, abrió el concierto con una visita a sus raíces de punk metal con “Rhyme Stealer”, una canción con duros riffs combinados con un rap del carismático vocalista Mark McGrath.
El grupo contrastó el estilo rockero pesado de esa canción -luego de efusivos y jocosos saludos al público en un no muy pulido español, como el mismo McGrath admitió- con la acústica “Someday”, poniendo al público a bailar y corear con un ritmo casi tropical. Volvieron luego al rock con “Answer the phone”, uno de sus grandes éxitos.
“No puedo creer que estamos en Paraguay”, dijo McGrath al finalizar la canción, destacando la amabilidad de todo el mundo, desde las personas que fueron a recibirlos al aeropuerto hasta la gente de la producción y el público. Continuaron el show con la más romántica “Is she really going out with him?” y la frenéticamente rockera “Speed home California”.
El enorme carisma de los músicos y del vocalista McGrath a esas alturas ya había conquistado al público, y es que el cantante, sin dejarse amilanar por el hecho de no hablar muy bien español, hacía breves monólogos, chistes y agradecimientos antes de prácticamente cada canción.
La música siguió con la balada “Falls apart” y otro de sus grandes éxitos, “Every morning”, de nuevo poniendo al público a corear con fuerza.
McGrath se puso a rapear de nuevo luego, con “Iron Mic”, para de nuevo hacer un fuerte contraste con la emotiva balada rockera “Under the sun”, a la que siguió con un rock de corte clásico que dijo era un homenaje a The Ramones. La canción, “Mean machine”, terminó adecuadamente enganchada a un cover de “Blitzkrieg Bop” de aquella legendaria banda norteamericana que desató el delirio en el Casco Antiguo.
Luego de otro cambio de registro a la balada de rock con “When it's over” y de vuelta a un sonido algo más pesado con “RPM”, al cantante se le ocurrió invitar al escenario a dos hombres del público a los que puso en una competencia de karaoke, poniéndolos a interpretar “Jump around” de House of Pain y “I gotta feeling” de los Black Eyed Peas, respectivamente, dando como resultado uno de los momentos más divertidos de la noche, con el vocalista bromeando constantemente sobre la corpulencia de sus musculosos participantes y declarando finalmente que “no hay ganador”, aunque el público saltó, coreó y bailó con las dos canciones.
El concierto se cerró con “Fly”, prometiendo volver al país y dejando al público con evidentes ganas de que ese regreso se dé pronto.