Turner contó que a sus 78 años, “cuando normalmente la gente sufre por ser mayor o por enfermedades”, ella ha alcanzado “la felicidad”. La vocalista revela en su último libro My Love Story (Mi historia de amor) que no se dio cuenta, hasta después del fallecimiento de su hijo, de que las últimas conversaciones con él eran “distintas”.
Turner no pudo contener la emoción y afirmó que es “algo muy duro de lo que hablar”, cuando su interlocutor, el periodista Will Gompertz, le preguntó por este trágico suceso.
El mayor de los vástagos de la célebre cantante apareció muerto en su domicilio de Los Ángeles (EE.UU.) el pasado mes de julio, a los 59 años. Craig era hijo de Turner y del saxofonista Raymond Hill, pero tras separarse de este fue adoptado por su primer marido, Ike Turner, del que en la biografía cuenta los abusos y maltratos a los que la sometió.
Una situación que le llevó a intentar suicidarse en 1968, tal y como recordó en la entrevista, porque estaba “en un momento muy bajo” de su vida.
Turner rememoró como la boda “de cuento de hadas” que había soñado con Ike se resolvió con la firma de un papel y una posterior visita a un burdel en su noche de bodas.
Nacida en Tennessee (Estados Unidos) en 1939 como Anna Mae Bullock, la artista renunció en 2013 a su nacionalidad estadounidense para adquirir la suiza, país en el que reside desde 1995 con su segundo marido, el alemán Erwin Bach.
Sobre su renuncia a su nacionalidad estadounidense, Turner relativizó esta situación y manifestó que vivió ahí los primeros 50 años de su vida, pero que ahora reside en otro país. La cantante se mostró orgullosa de que su música no suene “desfasada hoy en día” y de que, a su edad, “sigan pasando cosas” en su carrera.