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Entre Asunción y Buenos Aires reparte sus días la modelo paraguaya Ana Livieres, recientemente seleccionada para la portada de la edición número 4.800 de la revista argentina Para Ti.
Su repercusión internacional surgió a partir de una de las tantas propuestas que recibió para incursionar en modejale en la Argentina, país donde trabaja actualmente. “Mi representante actual me vio en Internet y me contactó: me propuso venir a Buenos Aires. Y mi novio es fotógrafo de moda, trabaja en Buenos Aires… Yo no quería ir, pero a él le tocaba viajar a Baires para unos trabajos y viajé con él y fuimos a conocer a Emiliano”, comenta.
Ana incursionó en la moda a la edad de solo 15 años, cuando la agencia Up de Asunción la descubrió y la convocaron. “Al mes ya tenía 6 agencias con las que estaba trabajando en Asunción. Fue muy rápido el ascenso”, reconoce.
Para Ana, la principal diferencia entre el modelaje en Argentina y Paraguay tiene que ver con la proyección internacional y la búsqueda de la calidad, más allá de la cantidad. “Estamos hablando de dos mercados parecidos porque son vecinos, pero distintos por el tamaño. Argentina es un país más grande, más cosmopolita, y cuando el mercado es más grande hay mayor cantidad de clientes y campañas, en cada cambio de temporada. Y la forma de pensar de los clientes varía bastante”, explica. “En Argentina se busca más llegar al exterior, exportar, entonces cuando hacen una campaña se preocupan más en la calidad que en cuántos carteles van a poner. En Paraguay no se preocupan tanto porque el resultado sea bueno, sino porque sea masivo”.
En cuanto a sus preferencias profesionales, la modelo prefiere no encasillarse y explotar sus distintas formas. “Para mí un modelo debe ser versátil, camaleónico: ese es un verdadero modelo, el que puede hacer publicidad, pasarela, fotografía. Al fin y al cabo uno trabaja con la imagen y esa imagen tiene que poder refrescarse todo el tiempo”.
Más que el cuidado de su imagen, Ana cuida su salud a partir de una alimentación estrictamente vegana (no incluye productos cárnicos ni derivados). “Soy vegana. Comencé a ser vegetariana a los 13 años… amo todas las frutas y verduras, bebo agua. Evito las bebidas con colores que manchen los dientes (Risas). De hecho, es común que me vean tomando café con un sorbete porque es muy agresivo para el esmalte de los dientes”.
Entre sus proyecciones a largo plazo, Ana proyecta un futuro todavía más ambicioso. “No es el objetivo trabajar en Buenos Aires: para mí es el puente, es la conexión con la agencia que trabaja en Nueva York, y es el tiempo de preparación para pulir antes de trabajar en un mercado más exigente todavía”.