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Para los expertos en la familia real, esto representó una declaración de intenciones y una clara manifestación del nuevo y moderno camino que la monarquía británica, de más de 1.000 años de antigüedad, pisa mientras busca mantener su relevancia en un clima político volátil ejemplificado por el Brexit.
“Hace apenas 20 años, la monarquía parecía estar luchando por su propia supervivencia”, dijo el periódico Daily Mail, refiriéndose a las horas más sombrías de los Windsor tras la muerte de la madre de Enrique, la princesa Diana, en un accidente de coche en París en 1997, cuando la familia fue muy criticada por parecer que no les importaba.
“Qué diferente es hoy la imagen. La boda del príncipe Enrique con la glamorosa y completamente moderna actriz Meghan Markle hizo más que sellar un romance de cuento de hadas. Simboliza la evolución de la monarquía a una institución contemporánea, a gusto consigo misma, con un amplitud de mirada y apta para el siglo XXI”, agregó.
La boda del sábado de Enrique y Meghan, cuya madre es afroamericana y su padre blanco, ha sido ampliamente aclamada como una unión entre la tradición y la modernidad y un gran avance en las relaciones raciales.
Ahora, la biografía de Meghan, recién nombrada duquesa de Sussex, se ve como otro ejemplo de cómo la nueva integrante de la familia real se aleja de la habitual imagen anquilosada de la monarquía. “Desde muy joven, la duquesa tuvo una aguda conciencia de los problemas sociales y participaba activamente en obras de caridad”, dice.
“A los 11 años, llevó a cabo con éxito una campaña para que una empresa alterara su anuncio televisivo que había usado un lenguaje sexista para vender un detergente líquido”.
Los analistas dijeron que esto indicaba que la familia real, que tradicionalmente se mantiene al margen de hacer declaraciones abiertamente políticas, le había dado su bendición para hablar sobre temas como el feminismo.