La artista disfrutó de una sesión de compras de incógnito con la cabeza cubierta por un velo islámico abigarrado y disimulando el cuerpo bajo un largo vestido negro, por el barrio de Nisantasi de la megalópolis turca, pero su secreto fue traicionado por sus excéntricas gafas de sol.
El modelo que Lady Gaga escogió para el escenario, bastante más ligero, fue considerado “provocador” por la agencia de prensa gubernamental Anatolia.