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Como actor, se inició en los años estudiantiles con el Teatro de Cámara de Zaragoza, participando después en importantes filmes peruanos como "Abisa a los compañeros" o "Malabrigo", entre otros, así como en un docudrama para Televisión Española sobre la Lima colonial, en el papel del Virrey Amat, y, ya en Paraguay, en recordadas obras de teatro y recientemente en la zarzuela, montada por la UniNorte en 2004, "Luisa Fernanda", interpretando el personaje de don Florito. Hombre de tablas, también fue dramaturgo y profesor de Historia del Teatro en el IMA. Cinéfilo, organizó y condujo por varios años, con el cineasta Ray Armele, los ciclos de cine-debate de la Manzana de la Rivera. Como periodista recibió, entre otros premios, el Jaime Bausate y Meza del Perú, en 1977, y el Premio Internacional Rey de España en 1992, siendo especialmente destacada su faceta de analista político internacional en los 80.
Su trayectoria literaria se inició en Perú, al obtener el premio de novela Gaviota Roja con Oficio de difuntos en 1983. Sus libros publicados incluyen novelas, como Crónica de blasfemos, finalista del Premio Rómulo Gallegos, 1986, y Mburuvicha, Premio Roque Gaona 1999, entre otras; la colección de cuentos Doce esbozos haitianos (1994); obras teatrales como El misterio de la escalera y Encuentro en la venta; el poemario Declinaciones (2004); el ensayo El poder en tiempos del milenio(2005) y el libro de viajes Franciscano Rapé (2006).
Residía desde 1991 en Paraguay, donde trabajó también en el ámbito de la publicidad, en una conocida empresa del medio. En Asunción animó su vida cultural significativamente compartiendo en las veladas nocturnas de muchos sábados sus polémicas Charlas de Café, entre otros muchos encuentros, oficiales o no, durante los cuales brindó no sólo su erudición, sino también su sentido del humor y, sobre todo, su amistad a cuantos tuvieron el placer de cultivar con él un arte tan impopular en nuestros días como el de la tertulia, con lo que esta supone de respeto y de fraternidad, y que no olvidarán ni la lección ni, menos aún, al maestro don Félix Alvarez Sáenz.