Fallece Robin Gibb, cantante de los Bee Gees

LONDRES. Robin Gibb, cantante del legendario grupo pop Bee Gees, falleció este domingo de cáncer a los 62 años, anunciaron sus familiares.

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Barry, Maurice y Robin Gibb alcanzaron la cúspide de la fama en los años 70 con éxitos mundiales como “How Deep Is Your Love”, “Stayin’ Alive”, y “Night Fever”. La banda batió récords de ventas con sus discos al vender más de 200 millones de unidades desde sus primeros éxitos en la década del 60.

Robin Gibb se encontraba hospitalizado muy grave desde hacía más de un mes en Londres tras padecer una neumonía.

Los médicos le habían diagnosticado anteriormente un cáncer de colon, y luego cáncer de hígado, después de una operación en 2010 por una malformación intestinal hereditaria de la que su hermano gemelo, Maurice, había muerto a los 53 años, en 2003.

Gibb era uno de los tres miembros fundadores de los Bee Gees, el exitoso grupo británico que con “Fiebre del Sábado por la Noche” convirtió la música disco en un fenómeno mundial en los años 70.

Tras su muerte, el mayor de los tres hermanos, Barry, de 65 años, queda como último superviviente de uno de los grupos que ha vendido más discos de la historia: unos 200 millones durante toda su carrera.

El gemelo de Robin, Maurice, que tuvo problemas de alcoholismo, falleció a los 53 años en 2003 de una oclusión intestinal. Aunque no formaba parte del trío, el hermano menor, Andy, que hizo carrera en solitario, murió también, con sólo 30 años, de un problema cardíaco derivado de una adicción a la cocaína.

“A veces me pregunto si todas las tragedias que ha sufrido mi familia es como un preció kármico que estamos pagando por toda la fama y fortuna que tuvimos”, dijo Robin en marzo al diario The Sun.

Nacido el 22 de diciembre de 1949 en la Isla de Man (Reino Unido), Robin Gibb emigró con nueve años a Australia con su familia. Alentados por su padre, que dirigió un grupo musical, los hermanos formaron un conjunto juvenil que un disc jockey local sugirió rebautizar Bee Gees (B de Brothers (hermanos) y G de Gibb) después de que alcanzaran cierta popularidad.

Su despegue, sin embargo, no se produjo hasta que en 1966 regresaron al Reino Unido, donde “New York Mining Disaster 1941”, el primer sencillo de su primer álbum “Bee Gees’ 1st”, ingresó en el ’Top 20’ de las listas de éxitos. Siguieron rápidamente “Holiday”, “To Love Somebody”, que Barry y Robin escribieron para Otis Reading, y poco después “Massachussets”, con la que alcanzaron por primera vez el número uno del ’hit parade’ británico.

Tras una breve separación, los hermanos Gibb volvieron a saborear el éxito con “How Can You Mend a Broken Heart?” en 1971. Pero el encumbramiento definitivo llegó en 1977 gracias a la banda sonora de “Saturday Night Fever” (Fiebre del sábado por la noche) -la película que también lanzó al actor John Travolta- y especialmente a sus dos temas más bailables: “Stayin’ Alive” y “Night Fever”.

El álbum, la banda sonora más vendida de todos los tiempos con 40 millones de copias, inauguró la edad dorada de la música disco y llevó a los Bee Gees, con sus agudas voces, sus pantalones ajustados, sus camisas abiertas y sus medallones, al estrellato. Siguieron cinco premios Grammy.

Sin embargo, nunca volvieron a cosechar el mismo éxito, y aunque escribieron numerosas canciones para otros artistas como Frankie Valli, Diana Ross o Barbra Streisand, a partir de entonces su carrera inició un lento declive, con excepción de un repunte a finales de los 80 con sus álbumes “E.S.P” y “One”.

El trío permaneció activo hasta la muerte de Maurice, tras la cual Robin y Barry renunciaron definitivamente al nombre de Bee Gees. Además de seguir cantando en solitario, Robin se convirtió en uno de los paladines de la lucha contra la piratería informática y los derechos de autor. Pero a finales de 2010, durante una operación, los médicos le descubrieron un tumor y le diagnosticaron el cáncer.

Pocas semanas después de haber asegurado que se recuperaba de manera “espectacular”, una neumonía le impidió asistir el 10 de abril pasado al estreno de “Titanic Requiem”, una obra clásica que había escrito con el menor de sus tres hijos, Robin-John, coincidiendo con el centenario del naufragio.

Desde que cayó en coma estuvo readeado de su esposa Dwina y de otros familiares y amigos que le tocaron música y le cantaron en un último intento por devolverle a la vida.

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