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Bajo el auspicio de la embajada de Alemania en Paraguay, esta exposición se inaugurará hoy miércoles 26 de diciembre a las 19:30 en el local “El Dorado”.
La exposición tiene una mirada analítica sobre la arquitectura y la ciudad contemporáneas, centralizada, eventualmente, en el área metropolitana de la ciudad de Asunción. Representando unos desolados escenarios que tanto el núcleo histórico de la ciudad como su periferia vienen generando desde hace tiempo: estructuras derruidas, espacios vacíos o paisajes en proceso de transformación degradante.
En el texto de presentación, Alban Martínez Gueyraud, crítico de arte y doctor en arquitectura, nos dice que es posible subrayar en este proyecto Deconstrucciones tres cuestiones interpretativas interesantes: “La primera es que la ciudad contemporánea –como producto de la arquitectura–, en general, refleja un estado urbano inquietante y forzoso: abandona sus antiguas funciones –las de la vida y el urbanismo modernos– y empieza a ser “otra entidad”. Una suerte de campo rezagado que, perdiendo sus perfiles tradicionales, se ha instalado en un plano ulterior. Y es esa urbe ulterior e indeterminada, cambiante y abandonada a sí misma, sobre la que Javier Medina nos lleva a meditar. Sus fotos muestran lugares imprecisos, que lejos de ser espacios ideales, han sido ya sobrepasados, agotados, quizá. Como si, en parte, se hubieran borrado de la memoria”.
Posteriormente, el crítico apunta: “La segunda cuestión hermenéutica tiene que ver con el título de la muestra. Medina es consciente de que toda deconstrucción ayuda a fundar la duda sobre la factibilidad de cualquier categoría o etiqueta preimplantada –incluso sobre los principios desarrollados por la teoría de la imagen a través de la historia–.
De igual manera, estas fotografías, reunidas como deconstrucciones, tratan de poner en evidencia la incapacidad de varias disciplinas contemporáneas para establecer un fundamento estable e infalible sobre la realidad”. Y, más adelante, también señala: “la tercera reflexión que surge de estas imágenes de Medina nos remite a pensar que no estamos separados del tiempo. Si el tiempo es algo que recala en nosotros y que nos constituye como experiencia, por tanto somos transcurso y también memoria de ese transcurso y, por ello, doblemente tiempo”.