Ocho meses han pasado desde que el mismo González presentó ante la Corte unos recursos de competencia contra el tribunal militar creado para juzgarlo. Lo hizo en el inicio mismo de un proceso que más parecía una forma de cubrir a González de una posible investigación en la fiscalía de delitos económicos. Los ilícitos durante su administración en la Intendencia del Ejército (la unidad encargada de la compra y distribución de víveres y ropa de los soldados), comenzaron a destaparse por este medio ya a fines del 2000. La exposición documental del robo ha sobrepasado todos los ??cánones?? conocidos. Se embolsillaron todo el dinero presupuestado para unos siete mil soldados que solo figuraban en las planillas y además se dejó de pagar a proveedores reales unos G. 11.600 millones, provocando una demanda de 20 mil millones contra el Estado paraguayo. Llenaron la contabilidad con centenares de facturas de empresas fantasma creadas o utilizadas para el ilícito. Simulaban compras de grandes cantidades de mercaderías haciendo trabajar la maquinaria de facturación.
En el ilícito existe una extensa malla de comprometidos en el mayor desfalco contra el erario público desde el Ejército paraguayo, ubicando incluso al jefe máximo hoy de la milicia, el general Expedito Garrigoza, en el ojo de la tormenta. Los documentos comprometen además al general (hoy retirado) Francisco Mendieta Brossi al haber sido este el presidente de la estancia del Ejército, Pedernal, de unas 43 mil hectáreas, de donde traían las reses para la distribución de la carne, pero sacaban las facturas a nombre de las empresas fantasma o pantalla como Distribuidora del Este, Yelmo, Trading...
Robaron de todos lados. Por los soldados fantasma (se descubrió que durante el 99 y el 2000 existía apenas el 30% de la cantidad presupuestada) y también por los que acudían al cuartel, a quienes las raciones les llegaban precariamente. La administración de la Intendencia del Ejército ejecutó en el 2000 el 99% de su presupuesto, la más alta de todas las ejecuciones presupuestarias del Estado paraguayo. Mimada de Hacienda, se farrearon todo el dinero, y aún persisten, a la luz de la impunidad, enormes bolsones de corrupción. El general Expedito Garrigoza, jefe de las Fuerzas Militares, solo atina a decir que existe una persecución contra las FF.AA
Robaron de todos lados. Por los soldados fantasma (se descubrió que durante el 99 y el 2000 existía apenas el 30% de la cantidad presupuestada) y también por los que acudían al cuartel, a quienes las raciones les llegaban precariamente. La administración de la Intendencia del Ejército ejecutó en el 2000 el 99% de su presupuesto, la más alta de todas las ejecuciones presupuestarias del Estado paraguayo. Mimada de Hacienda, se farrearon todo el dinero, y aún persisten, a la luz de la impunidad, enormes bolsones de corrupción. El general Expedito Garrigoza, jefe de las Fuerzas Militares, solo atina a decir que existe una persecución contra las FF.AA