Sin sorpresas en los premios Tony, los "Óscar" del teatro

NUEVA YORK. No hubo grandes sorpresas en la 68 edición de los premios Tony y las dos favoritas, las modestas producciones “A Gentleman's Guide to Love and Murder” y “Hedwig and the Angry Inch”, se dividieron la victoria.

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Ambas salieron del Radio City Music Hall con cuatro estatuillas cada una.

La primera, elegida el mejor musical de estreno, había llegado a los teatros en noviembre de puntillas, llevaba a cabo por un director serbio, Darko Traskjak y con una apuesta más de guión envenenado que de espectáculo en escena.

Fue el triunfo en el olimpo de Broadway de una comedia negra en la que el protagonista intentará matar a todos sus familiares y que generó un lento efecto boca a oreja. “Así podremos seguir haciendo teatro”, fue lo que se le ocurrió a Traskjak al ganar el máximo premio, además del de mejor director, libreto y vestuario de musical.

Hedwig, por su parte, es la historia de un transexual que va de Berlín a la América profunda, creada por John Cameron Mitchell y desempolvada por Neil Patrick Harris para su mayor gloria, y carece de coreografías espectaculares y cambios de escenario, sino que es un musical “underground” orgulloso de haberse colado en la gran fiesta de la superproducción teatral.

Sus dos únicos actores, Harris y la extraordinaria Lena Hall, salieron con premio, además de recibir el de mejor musical de reestreno y mejor iluminación musical.

“Adoré este personaje desde el principio. Me aterró pero también me da grandes satisfacciones cada noche”, dijo Harris, quien ha pasado de ser el perfecto anfitrión de la gala (en cuatro ocasiones) a uno de los laureados más aplaudidos.

Y así, el Radio City Music Hall, bajo la batuta polifacética y muy clásica de Hugh Jackman como maestro de ceremonias, se rindió al ingenio por encima del alto presupuesto, aunque desplegó en lo que a la gala se refiere, todo un sofisticado artefacto estelar con actuaciones musicales de Sting, Jennifer Hudson, Idina Menzel o Carole King.

Los cuatro premios de las grandes ganadores no pasaran a la historia de los Tony (el musical más premiado sigue siendo Los Productores, con doce estatuillas), pero sí lo hace Aura McDonald, que se llevó el premio a la mejor actriz no musical por interpretar a Billie Holiday en Lady Day at Emerson's Bar & Grill, convirtiéndose así en la actriz más premiada de estos premios.

“Estoy sobrepasada, es lo único que puedo decir. No me lo puedo creer”, dijo ante la prensa entre lágrimas. Solo Julie Harris tiene tantos premios, pero uno de ellos lo consiguió fuera de competición.

Otro que llena vitrinas es Bryan Cranston, sobre todo este 2014, en el que ha combinado el reconocimiento final de su serie Breaking Bad con el Globo de Oro y el Emmy y, esta noche, el Tony por All the Way, la obra política que además se convirtió en el mejor estreno musical de la temporada, que había sido visto en la sesión de mañana de hoy por Bill y Hillary Clinton.

“El teatro es donde empieza todo. Es la forma más pura de interpretación. Puedes sentir la evolución emocional del público cada noche y eso es como una droga tan fuerte como el cristal azul de metanfetamina”, bromeó ante la prensa, recordando su personaje en la popular serie de televisión.

Y los cuatro premios de interpretación principales se completaron con el reconocimiento a la emotiva recreación que Jessie Mueller hace de la cantante Carole King que hace en Beautiful, que se llevó además otro premio técnico.

Quizá la gran sorpresa de la noche estuvo en la categoría de mejor reposición dramática. The Glass Menagerie, un clásico de Tennessee Williams que prolongó su maldición en los Tony (nunca se ha llevado un gran premio en sus numerosos montajes), y tanto esta como Twelfth Night, la mejor propuesta shakespeariana del año, fueron reducidas por A Raisin in the Sun.

Esta obra de Lorraine Hansberry fue la primera escrita por una dramaturga de color en representarse en Broadway y hoy se llevó tres premios: mejor reposición no musical, mejor director no musical (para Kenny Leon) y mejor actriz secundaria, para Sophie Okonedo, el mayor apoyo en la obra del ninguneado Denzel Washington.

Mientras The Glass Menagerie se iba con el premio de mejor iluminación, Tweflth Night lograba el de mejor actor secundario (tercer premio para Mark Rylance, que también optaba a actor principal por Richard III) y mejor vestuario no musical.

El resto de las obras se beneficiaron en la pedrea. A Aladdin solo le concedieron un deseo, el del Tony a mejor actor secundario en musical para el genio de la lámpara, James Monroe Iglehart, mientras que a The Bridges of Madison County se llevó dos premios, mejor orquestación y mejor composición musical, ambos para Jason Robert Brown. Por ahí andaba Clint Eastwood celebrándolo.

La mejor coreografía fue de manera indiscutible para After Midnight, la espectacular recreación del mítico Cotton Club que era la única esperanza, finalmente no cristalizada, de dar un toque latino a la ceremonia con un premio al mejor vestuario para Isabel Toledo que nunca sucedió.

El mérito escénico de convertir un teatro en un combate de boxeo granjeó un premio al mejor diseño escenográfico musical a Rocky, el musical de Sylvester Stallone, mientras que en el ámbito no musical fue el premio de consolación para Act One, que partía como favorita pero solo se llevó este galardón.

Así, la única gran perdedora de la noche fue Bullets over Broadway, que no cristalizó ninguna de las seis nominaciones que tenía, ni siquiera el libreto de Woody Allen quien, por descontado, no acudió a la ceremonia.

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