El trabajo, obra de los antropólogos argentinos Federico Bossert y Diego Villar, presenta una selección de fotografías tomadas por Schmidt que forman parte del acervo del Museo Etnográfico Andrés Barbero, de Asunción, en Paraguay.
Como parte de su trabajo de investigación sobre el Chaco paraguayo, los dos antropólogos argentinos dieron con este verdadero tesoro documental y contactaron hace cinco años a Mortensen, dueño de la editorial Perceval Press, para interesarlo en un proyecto para hacer un libro sobre la labor etnográfica de Schmidt.
“He aprendido mucho durante este viaje”, dijo el actor durante la presentación del libro en la capital argentina, en la que se vendieron ejemplares de la obra con el objetivo de donar el dinero al museo Andrés Barbero.
Mortensen destacó la riqueza “histórica y estética” de las fotografías y que el objetivo era hacer un libro que tenga valor como publicación “de arte como por su aporte académico”.
Max Schmidt, que nació en Altona (Alemania), fue un abogado que, luego de estudiar antropología, se mudó a Suramérica para investigarlos pueblos originarios durante la primera mitad del siglo XX, hasta su muerte, en Asunción, en 1950.
“Schmidt empezó a viajar al Mato Grosso (Brasil) y luego se mudó a Paraguay, donde dirigió el museo que hoy se llama Andrés Barbero. Allí dejó su colección de placas de vidrio con las fotografías que ahora figuran en el libro”, contó el antropólogo Diego Villar.
Las fotos muestran escenas de tribus de Brasil, tomadas entre 1901 y 1928, de Paraguay, obtenidas en 1935. “Schmidt es un antropólogo algo olvidado, una figura no muy reconocida y con este libro queremos rescatarla”, señaló el experto argentino.
Los dos antropólogos y Mortensen viajaron a Asunción para visitar el Museo Etnográfico Andrés Barbero y hacer una selección de las fotografías de Schmidt. El propio Mortensen se encargó de llevar todo el material a Estados Unidos para restaurarlo y digitalizarlo.
El actor contó que cuando tuvo que transportar consigo las fotos dentro de su equipaje de mano en un vuelo a los Estados Unidos se sintió “bastante nervioso”, tanto como la primera que llevó a su “hijo en un viaje de avión”.
“El pasado fin de semana llevamos de regreso el material al museo, en Asunción, y no lo podían creer, porque han aparecido hasta rostros nuevos que estaban ocultos detrás del moho que tenían las fotos”, contó Villar.
Las imágenes muestran a miembros de comunidades indígenas, casi desconocidas antes de que el investigador alemán las documentara, en acciones de su vida cotidiana. Schmidt sacaba esas fotos con una pesada y antigua cámara de placas de vidrio, con la que recorría la selva en intrépidas aventuras.
“Conseguí convencer a uno de los caciques del carácter inofensivo de mi aparato fotográfico. Le pedí que mirara en el espejo de la cámara y me coloqué delante de la lente. Al comprobar que ser reflejado así no me provocaba ningún daño, siguió mi ejemplo y así pude fotografiar a todo el grupo”, relató alguna vez Schmidt al contar alguna de sus tantas hazañas para lograr las tomas.
Según Bossert, el principal objetivo de este libro es etnográfico, esto es, “recuperar rostros y escenas cotidianas ya perdidas” en Brasil y Paraguay.
Para el antropólogo argentino, estas fotos son un testimonio “privilegiado” de “una forma de vida que se extinguiría rápidamente” pero que quedará por siempre documentada gracias a la labor de un “humanista” como Schmidt.
Mortensen reveló que tiene en preparación otro libro similar, pero sobre los pueblos originarios de la norteña provincia argentina de Salta. El actor dijo que le gustaría que “todos los Gobiernos suramericanos pudieran colaborar” en iniciativas de este tipo, para rescatar la cultura de los pueblos indígenas.