Bajo el título “Bi-realismo”, la exposición del Instituto Cervantes de la capital nipona, que se puede ver hasta el próximo 26 de mayo, está conformada por una veintena de cuadros que componen “un abanico” de su obra, según precisó el artista.
No obstante, la selección pone el acento en su llamativa técnica mixta que combina tejidos con distintos elementos que varían en función de sus necesidades creativas.
A través de este procedimiento Miranda selecciona una tela estampada que constituye de alguna manera “la superficie” sobre la que se asientan los bodegones que pinta. “El desafío está en dominar el soporte porque cada tela tiene un proceso químico, un entramado, una textura diferente”, detalló.
A partir de ahí, Miranda puede aplicar, antes o después de pintar, desde yeso a lacas o mezclas similares al poliuretano.
La idea es combinar sus pinceladas realistas, destinadas a aprehender un ambiente o una calidad lumínica determinada, sobre un material real, en este caso la tela estampada.
“En los '90 estuve trabajando con transfer, con collage, estaba investigando. Lo que quería era lograr un lenguaje diferente, personal”, rememoró el pintor con respecto al proceso que le llevó a desarrollar este particular estilo.
“'Birrealismo' es trabajar el aspecto ilusionista de la imagen buscando integrar el soporte a la obra, de manera que conviva lo real con lo virtual”, afirmó rotundo ante “Exilio”, una de sus obras más representativas en este aspecto.
La tela, una poderosa alegoría sobre la migración, incluye además un bordado de hilo tradicional paraguayo, por lo que en la obra acaban por convivir un tejido industrial, uno hecho a mano y las poderosas pinceladas de Miranda.
Sin embargo, su pintura es “básicamente realista”, aunque a veces por ciertas necesidades coquetea un poco con el hiperrealismo, ya que necesita integrar los soportes con la tela estampada. Pero le interesa más, asegura, estar más cerca de la esencia de la pintura que de la pintura fotográfica.
Marcado en sus inicios por la influencia de los tenebristas, del italiano Giorgio Morandi o de las telas de Antonio López ("como en el caso de todos lo pintores realistas") Miranda, residente en Miami, considera esta muestra en Japón como un paso más de cara a consolidarse en el mercado asiático, al que accedió hace 14 años. Además de en Corea del Sur, donde incluso vivió un lustro durante la pasada década, Miranda trabaja también para el mercado chino desde 2009, y prepara ahora proyectos en Malasia o Singapur.