Para algunos, sobre todo los más feministas, la controversia carece de matices.
“Hugh Hefner deja tras de sí una herencia de explotación sexual y de daños a la salud pública”, afirmó Patrick Trueman, presidente del Centro nacional sobre la explotación sexual, con sede en Washington.
“Playboy popularizó la mercantilización del cuerpo de la mujer en las revistas pornográficas ’soft’ de los años 60, y sentó las bases de la crisis de salud pública provocada hoy por la pornografía en internet”, agregó en un comunicado.
Trueman denunció asimismo los homenajes muchas veces halagadores realizados al nonagenario fallecido el miércoles de noche en su hogar de Beverly Hills, que ponía en portada a miembros del “segundo sexo” de generosas curvas.
“¿Cómo puede nuestra sociedad aceptar, incluso aplaudir, mensajes de este tipo sobre el valor de las mujeres cuando intentamos luchar contra las agresiones sexuales en las universidades, por parte de los militares, o contra la cultura del acoso sexual en Silicon Valley?”, preguntó.
Pero otros matizan más sus opiniones, y subrayan el rol a veces reductor pero también liberador de Playboy en una sociedad estadounidense en esa época muy rígida sobre la sexualidad y los roles otorgados a hombres y mujeres.
Frederick Lane, autor de varios libros sobre la explosión de la pornografía y su impacto en los niños, ve a Hefner como un personaje “complejo” que al inicio tenía una visión “limitada” de la mujer, pero que también contribuyó a una mayor libertad para hablar de sexo.
La feminista Gloria Steinem atacó a sus famosas conejitas de Playboy, luego de haberse hecho pasar un tiempo por una de ellas para denunciar la degradación y la vulgaridad de su condición.
Pero “Steinem no hubiera hecho eso nunca sin Playboy” y “juntos contribuyeron a crear una discusión más rica sobre la manera en que las mujeres deben comportarse en público, cómo deben actuar en tanto que seres sexuados en sociedad”, afirmó Lane.
Carrie Pitzulo, autora de un libro sobre cuestiones de sexo y política en Playboy, estimó también que Hefner ayudó mucho a levantar los tabúes.
“Las Playmates (la modelo que aparece cada mes en doble página, en el centro de la revista) desempeñaron un rol importante al comunicar al mundo que podías ser una chica de buena reputación y amar el sexo, algo que las personas no decían en los años 50 y 60”, explicó.
Playboy “contribuyó a hacer avanzar y a defender la libertad de prensa, luchando contra leyes retrógradas sobre la obscenidad y por los derechos de las mujeres a expresar su sensualidad”, subrayó por su lado Jennifer Lena, socióloga de la Universidad de Columbia.
Fue en Playboy que en 1955 Charles Beaumont publicó la novela The Crooked Man, que expuso la discriminación sufrida por los homosexuales, subrayó.
Hefner se convertiría en un ardiente defensor de la causa homosexual y las personas transgénero. Publicó incluso un retrato de una modelo transgénero en Playboy en 1981, “lo que fue revolucionario en la época”, recordó Lane.
Hefner y Playboy defendieron también el derecho al aborto, el acceso a los anticonceptivos, y el fundador de la revista hizo donaciones a centros contra la violación, subrayó Pitzulo.
¿Puede acusarse a Hefner de haber abierto la vía a la pornografía en internet, omnipresente hoy tanto en las redes sociales como en los videojuegos?
No para Lane. Porque ni Playboy ni sus grandes rivales como Penthouse o Hustler vieron venir la revolución de internet.
“Eran como paquebotes en el océano de la pornografía, incapaces de hacer un viraje tan radical”, sostuvo.
En su apogeo, Playboy tuvo un tiraje de siete millones de ejemplares en Estados Unidos, y “millones de adolescentes se peleaban para apoderarse de una revista”. Una época en la cual aún se podía boicotear al dueño de un quiosco si se estimaba que ponía en peligro a los niños, explicó el experto.
Esto ya no sucede hoy en día. Con sitios pornográficos a veces extremadamente violentos, accesibles para cientos de miles de personas solo en Estados Unidos, y “la imposibilidad de entenderse sobre definiciones de términos como ’indecente’ u ’obsceno’, el problema alcanzó un punto donde se tornó incontrolable”, dijo.
“Nadie dirá que Hefner era un santo, pero comparado con lo que hay hoy en internet, tenía una visión relativamente dulce de las cosas, que parece increíblemente antigua hoy”, subrayó.