María Callas, una estrella única en el firmamento lírico

PARÍS. Cuarenta años después de su muerte, María Callas, “La divina”, sigue siendo una referencia ineludible para las jóvenes cantantes y un ícono sin parangón para el público, como muestran dos exposiciones que le dedican París y Milán.

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“Si la pregunta es: ¿hay otra Callas? La respuesta es no”, asegura Tom Volf, director de la película María by Callas, autor de varios libros sobre la cantante y comisario de la muestra que se abre esta semana en las afueras de la capital francesa.

“Se suele decir que para cantar La Traviata hacen falta tres voces en una sola soprano, pero Callas, ¡son mil voces en una sola voz!”, coincide Stéphane Grant, productor de una serie de emisiones en Francia sobre la artista.

Nacida el 2 de diciembre de 1923 en Nueva York como Sophia Cecilia Anna Maria Kalogeropoulou, de padres griegos, la Callas debutó directamente en Atenas en 1939/1940 con “papeles muy duros, como Cavalleria rusticana, Tosca, que requieren mucha voz, proyección y fuerza”, recuerda Grant.

“Canta en Italia óperas de Wagner y al mismo tiempo en Florencia ’Los Puritanos’ de Bellini, que es la antítesis de Wagner y requiere una voz elegíaca, a la que ella aporta su fuerza. Después de ella, ¡nadie hizo nada igual! En ese momento empezó la revolución Callas”.

“Cambió la forma en que se interpreta la ópera”, recuerda la soprano australiana Jessica Pratt, que este martes canta en un teatro de París uno de los papeles míticos de María Callas, Lucia di Lammermoor”.

“Para mí, como para muchas jóvenes cantantes de hoy, sigue siendo una fuente de inspiración formidable”.

Uno de sus principales legados reside en haber revalorizado el “bel canto” italiano (Bellini, Donizetti, Rossini), aliando virtuosismo y fuerza de expresión.

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“Hizo que se volviera a escuchar una parte del repertorio que no se oía desde hacía casi un siglo -salvo algunas excepciones-, porque había caído en el olvido o porque los intérpretes eran coloraturas, sopranos con voces ligeras, afrutadas, en los agudos, que no tenían para nada la fuerza dramática necesaria para estos roles”, según Grant.

“Callas tenía precisamente eso, además del carácter de trágica en el escenario, que aportaba hasta a sus papeles más estúpidos. Me refiero a ’La sonámbula’ de Bellini, sublime en el plano musical pero bastante tonta como historia. Ella lo convirtió en una ópera extraordinaria”.

También adoptó un papel de trágica en su vida. Se separó de su esposo Giovanni Battista Meneghini, con la esperanza de casarse con su gran amor, el multimillonario griego Aristote Onassis, pero este prefirió a Jackie Kennedy.

La exposición Maria by Callas, en La Seine Musical -nuevo templo de la música a las afueras de París- presentará varias películas inéditas, tanto sobre su vida (como una filmada en el barco de Onassis por Grace Kelly) como sobre su música.

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Tom Volf se entrevistó con los allegados de la soprano, como su mayordomo y su doncella, y reunió archivos inauditos, montando una exposición que incluye dos horas de música y muestra el salón y el camerino de “La Divina”.

La Scala de Milán, testigo de sus mayores triunfos, le consagrará una velada especial este jueves, fecha de la inauguración de la exposición “María Callas en el escenario - Los años de la Scala”.

Con motivo del 40 aniversario de su muerte, Warner Classics reedita además un estuche con 42 CD de grabaciones “en directo”.

“Cuando nos sumergimos en los directos es fenomenal”, asegura Grant. “De repente, Callas entona una nota por encima del coro, ¡es asombroso!".

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